La fragilidad financiera del Banco Sabadell, segundo por la cola en los escenarios base de los recientes test de estrés del BCE, sólo por encima de Liberbank, ha abierto la posibilidad de la exigencia de nuevas aportaciones de capital para fortalecer su estructura. Posibilidad que ha alarmado a los representantes de los grupos empresariales catalanes que forman el grupo de apoyo esencial al presidente de la entidad Josep Oliu y que podría desencadenar nuevas y sonadas fugas de consejeros.

Una alarma justificada en la imposibilidad manifiesta de muchos de ellos de asumir más esfuerzos financieros para sostener el banco. Lara, Folch Rusiñol, Bosser, Colonques, representantes de emporios como Planeta, Titan, Textil Brosser o Porcelanosa, han sufrido importantes pérdidas con los títulos que compraron del Sabadell para apoyar a Oliu y ya no puede hacer más. Algunos de ellos ni siquiera acudieron a la ampliación de capital de hace un año.

Si se materializan nuevas exigencias de capital se produciría un proceso de retirada de estos grupos empresariales, que se uniría al ya iniciado hace un año cuando Isak Andic (Mango), que en su día llegó a ser el mayor accionista del banco, abandonó el Consejo de Administración. La reciente retirada del consejo de Sol Daurella (Cobega) no ha hecho sino visualizar el clima de malestar que existe en el núcleo duro del Sabadell con la estrategia de su presidente.