La policía municipal barcelonesa, harta de sentirse desautorizada por la alcaldesa, estaría a punto de hacer saltar por los aires sus intentos de conseguir la estabilidad. Una posible huelga de los policías locales podría acarrearle a la ex activista un duro trance del que no pueden calcularse las consecuencias. "Estamos faltos de apoyo político, pero tenemos el de la gente", así se expresaba ésta mañana uno de los intendentes de la Guardia Urbana de Barcelona a este periodista. La gota que ha colmado el vaso ha sido la llamada que un concejal de Barcelona En Comú habría efectuado el viernes pasado a la abogada de un guardia urbano agredido por un 'mantero'. Presuntamente, Jaume Asens, el concejal en cuestión, habría intentado que el policía “dulcificara” su denuncia contra el vendedor.

Culpabilizando a la Guardia Urbana
Que Ada Colau ha defendido siempre al colectivo de vendedores el Top Manta, en detrimento de los comerciantes que pagan religiosamente sus impuestos, haciendo que los policías locales estuvieran obligados a hacer la vista gorda con éstos vendedores ilegales, es un hecho. Que el concejal de las CUP Garganté intentó convencer al médico que atendía a un mantero que se había caído para que dijera que la culpa era de la Guardia Urbana, también.

Debido a toda ésta situación, el jefe de la Guardia Urbana Evelio Vázquez, al que sus subordinados acusan de tibieza en la defensa del cuerpo, se ha reunido con todos los intendentes de la policía local barcelonesa, y ha exigido a la alcaldesa que denuncie públicamente la mala praxis de Asens. En el transcurso de una tensa reunión, Colau habría prometido a Vázquez aclarar los hechos, pero, poco después, en la rueda de prensa en la que la edil barcelonesa iba a presentar, justamente, el nuevo Plan Director de la Guardia Urbana, la ex activista ha hecho todo lo contrario. Manifestando su “solidaridad” en el concejal, le ha brindado su total apoyo y ha calificado de “rumores” y “malinterpretaciones” lo sucedido con la llamadita de marras.

Colau justifica a Asens
A preguntas de los periodistas, Colau ha dicho que Asens era abogado y que la cosa podía tratarse de una mera consulta, pero no de presión municipal sobre un letrado. Ha añadido que ella sabía poco del asunto, porque se hallaba en Madrid el fin de semana, y que se vería con Asens para saber exactamente lo que había pasado. Todo esto se contradice con lo que asegura la Guardia Urbana y con la conversación que la alcaldesa y el jefe de ésta habían mantenido hacía escasos minutos. La tensión en la rueda de prensa ha llegado a su momento álgido cuando Vázquez ha tomado la palabra para denunciar lo que, a su juicio, eran unos hechos “muy graves”. ¿Las posibles consecuencias? Los policías locales, que dicen sentirse “decepcionados” por la falta de apoyo de sus superiores, estarían meditando la convocatoria de una huelga como medida de presión. La batalla no ha hecho nada más que empezar. De aquellos polvos, éstos lodos.

Cuando Julián Delgado ostentaba la jefatura de la Guardia Urbana en los años olímpicos, ésta experimentó un crecimiento tanto en plantilla como en capacitación profesional sin parangón hasta la fecha. Militar de profesión, miembro de la UMD, la organización clandestina de militares opuestos al régimen franquista, Delgado hizo de la policía local barcelonesa un modelo a imitar. Se topó con la oposición de Jordi Pujol, que quería que sus Mossos fuesen el primer cuerpo policial de Cataluña, y de no pocos socialistas, por entonces gobernado en el ayuntamiento. Su cese, se comenta, no fue en modo alguno ajeno a la envidia y al temor que provocaba su eficaz liderazgo. Me apresuro a añadir que me honro con la amistad de Julián, del que siempre he admirado su hombría de bien, su honradez proverbial y su altísimo espíritu de sacrificio y entrega. No en vano es Caballero Legionario.

"No nos están dejando otra salida"
Una vez apartado Delgado, la policía municipal, aún sin perder su gran profesionalidad, se ha ido viendo mermada en efectivos humanos y en medios. Un intendente lo confesaba hoy a éste periodista “Como se echa en falta al “jefe” (Delgado), él no habría permitido que políticos electos intentasen presionar a un cuerpo policial en beneficio de sus propios intereses”. Al ser preguntado por la posibilidad de una huelga, ha sido tajante “No nos están dejando otra salida, nosotros no estamos para ser el muñeco del pim pam pum de los políticos, nos debemos a los ciudadanos y ciudadanas y al cumplimiento de la ley. Si no nos dejan trabajar, habrá que hacérselo saber a la gente, que muchas veces cree que no estamos en todos los sitios en los que deberíamos porque no queremos”.

Sondeado el entorno de Jaume Collboni, el líder socialista en el ayuntamiento de Barcelona con el que Colau acaba de firmar un acuerdo de gobierno, se nota la honda preocupación que les produce la situación entre Colau y la policía local. “Nosotros no criminalizamos ni criminalizaremos nunca a la Guardia Urbana, y si Colau quiere ir por ahí, con nosotros no va a contar”. Los policías lo saben, y el único freno que podría hacerlos disuadir sería que Colau adoptase una postura dura contra Asens, plantase cara a los manteros y apoyarse públicamente a la policía. No esperan que haga nada de eso, así pues, la huelga podría estar servida en pocos días.