Obviando la Constitución Española y al rey. Así ha jurado este martes el nuevo presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, su cargo, un juramento que rompe la tradición y que lanza un mensaje claro: seguirá la senda empezada por Artur Mas hacia la independencia.

Tras escuchar estas palabras, las reacciones no se han hecho esperar y el Gobierno en funciones mediante la Abogacía del Estado ya ha anunciado que estudiará en profundidad la toma de posesión para decidir si es necesario anularla.

Y es que el acto de investidura ha estado plagado de apelaciones y guiños al proceso independentista. Puigdemont ha prometido “fidelidad a la voluntad del pueblo de Cataluña representada por el Parlament” y ha asegurado que, en el empeño de su trabajo, salvará a Cataluña de un Estado que “humilla, ahoga financieramente, desatiende y menosprecia” las instituciones catalanas.

No es la primer vez que la Abogacía del Estado inicia los tramites necesarios para investigar un hecho relacionado con Cataluña. De hecho, ya investigó la fórmula con la que la actual presidenta del Parlament, Carme Forcadell, juró su cargo.

Carme habló en su discurso de crear un Parlamento soberano "que quiere representar a un pueblo libre. De un Parlamento regional de competencias limitadas, recurridas, a un Parlamento nacional con plenas atribuciones". Sin olvidar que cerró su intervención con un "viva la república catalana". Finalmente la investigación quedó archivada.

Fernández Díaz asiste obligado
Los guiños se convirtieron en gritos al terminar el acto. A la salida de los representantes políticos y ya en la calle, decenas de personas se agolpaban para curiosear y aplaudir tanto a Mas como a Puigdemont.

A la salida de Jorge Fernández Díaz, también catalán y único representante del Gobierno, los asistentes han roto en abucheos. Poco después ha sido el propio ministro en funciones el que ha asegurado que ha asistido por obligación, dejando claro que, si por él fura, no habría acudido a la investidura del president.