El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, ha reivindicado este viernes la política vocacional frente a lo que ha definido como la "mala política", un concepto que ha acotado con claridad al señalar que el verdadero problema no es la actividad pública en sí, sino la conducta de algunos políticos que han utilizado las instituciones en beneficio propio y han contribuido a deteriorar la confianza ciudadana.

Un mensaje que ha lanzado durante la inauguración de la residencia de mayores La Candelaria, en Elche de la Sierra, una infraestructura que ha presentado como ejemplo tangible de lo que ha denominado "la política de verdad", aquella que se traduce en servicios públicos y derechos efectivos.

García-Page ha advertido contra los discursos que buscan desacreditar de forma generalizada la acción pública y que terminan alimentando el desapego social. "No se equivoquen, porque siempre habrá gente que querrá decir el problema es la política", ha afirmado, en una reflexión que ha ido más allá del acto institucional para situarse en el debate nacional sobre la desafección democrática.

En este punto, ha defendido que esa narrativa resulta especialmente útil para quienes han hecho de la confrontación permanente, la sospecha y el descrédito una estrategia política, en una clara alusión a las corrientes que, desde posiciones conservadoras y de extrema derecha, han cuestionado de manera sistemática el papel de lo público.

El presidente castellano-manchego ha subrayado que "la inmensa mayoría" de quienes ejercen responsabilidades públicas continúa "siendo honesta", frente a la imagen distorsionada que, a su juicio, se intenta proyectar desde determinados ámbitos.

Los golfos, los sinvergüenzas y los abusadores

En este sentido, ha remarcado que quienes más sufren las conductas corruptas son precisamente aquellos cargos y representantes que entienden la política como un servicio y no como un medio de lucro personal. "Los que más sufrimos con los golfos, con los sinvergüenzas, con los abusadores, somos los que estamos en la política para todo lo contrario", ha señalado, insistiendo en que esos perfiles son residuales frente a una mayoría comprometida con el interés general.

En su intervención, García-Page ha vinculado esta defensa de la política honesta con el modelo que, según ha defendido, se ha consolidado en Castilla-La Mancha a lo largo de los últimos años. Ha reivindicado el carácter vocacional de la acción pública en la comunidad autónoma y lo ha ejemplificado con un dato: que "en tantos años no haya habido ni un solo cargo público a las puertas de un Tribunal de Justicia". Una afirmación con la que ha querido marcar distancias respecto a otras etapas y otros territorios en los que los casos judiciales han sido recurrentes y han terminado erosionando la credibilidad institucional.

El presidente regional ha atribuido esta situación a una política de "tolerancia cero" frente a cualquier atisbo de corrupción, especialmente en el ámbito municipal, donde se gestionan recursos esenciales para la vida cotidiana de la ciudadanía. "En esta tierra, no consentimos que nadie meta la mano", ha asegurado, remarcando que cuando se detectan comportamientos irregulares la respuesta no es el encubrimiento ni la equidistancia. "A quien mete la mano, le mandamos fuera. Y a ser posible, lo denunciamos, no miramos para otro lado", ha insistido.