La ampliación de la Línea 11 sigue en marcha a pesar de los vecinos de Arganzuela. Si primero fueron los árboles de Madrid Río, ahora la Comunidad de Madrid pretende eliminar 64 de los 66 árboles de la calle Áncora para que pasen los camiones que sacarán la arena del nuevo andén de Palos de la Frontera. Una situación que ha puesto en pie de guerra a vecinos y comerciantes que ven como durante los próximos cuatro años sus aceras se convertirán en una autopista de camiones después de que la Comunidad se niegue a cortar el tráfico.
"Nos dieron a entender que iban a empezar en cuestión de días", cuenta uno de los camareros de la multitud de bares que abarrotan la calle. Si situación es crítica. Áncora es una calle de tres carriles y dos filas de aparcamientos con anchas aceras que permiten que coexistan tanto las terrazas como el pequeño comercio. Su poco tráfico hace que sean muchos los que acudan a la calle que cuenta con supermercados, panaderías, bares y hasta tiendas de complementos. Sin embargo, desde hace unas semanas unos carteles en los que se puede leer "este árbol lo van a talar" alteran la tranquilidad del barrio.
A pesar de que el andén de la Línea 11 no se encontrará bajo la calle, la Comunidad de Madrid ha decidido que no que se levante un gran socavón con una rampa para permitir la salida de camiones que vaciarán de tierra el hueco de la futura parada. En la calle solo quedarán 2 árboles de los 66 existentes en la calle. En concreto, 33 árboles serán talados y 31 trasplantados, según el proyecto que ha publicado para las obras la Comunidad de Madrid.
"Estoy convencida de que el 1 de septiembre cuando volvamos de vacaciones nos lo vamos a encontrar todo levantado", expresa una comerciante preocupada. "Mi negocio no aguanta cuatro años con las obras. Tengo que cerrar si lo hacen. La venta ya es nula cuando llueve, como hoy, imagínate si tienes un camión pasando a dos metros de la obra", señala con pesar.
"No sabemos nada, solo que van a destrozar el barrio", apunta el dueño de otro local de hostelería, que da por hecho que tendrá que despedir a varios empleados al ver como su terraza será arrasada. Misma opinión comparten otros tres comerciantes, que se organizan en reuniones para tratar de buscar una solución.
Lo poco que saben es que los camiones que se encargarán del vaciado saldrán por una nueva rampa con un giro. Los vehículos de carga circularán por una parte de la acera de Áncora, ahora poblada de hasta dos filas de árboles y de terrazas de hostelería. Tendrán que ser retiradas porque la Comunidad no quiere interrumpir el tráfico en la calle, de tres carriles de circulación y dos de aparcamiento.
"Yo me he enterado del corte por la prensa, he visto que hay cárteles pegados en los árboles, pero no entendía a qué se referían", comenta Miguel, un vecino de la zona. "Los vecinos llegan a decirnos a los comerciantes que las obras son falsas, que es todo por las elecciones", lamenta una comerciante.
"Uno de los fuertes de la zona que rodea a calle Áncora es que para ser una zona tan próxima al centro de la ciudad es un barrio muy residencial, y la existencia de tantos árboles lo convierte en un lugar muy acogedor. A pesar de que Paseo de las Dlicias es una zona de de mucho tráfico, sí que es un barrio bastante agradable para vivir y los árboles son fundamentales para eso, para no tener la sensación de vivir en una zona industrializada o mucho más céntrica", explica otra vecina que lleva toda la vida en el barrio. "Mira el barrio de las letras, por ejemplo, la inexistencia de árboles tiene una cierta lógica, teniendo en cuenta que son calles muy estrechas, pero en esta zona donde las calles son más amplias, donde circulan varios coches, donde también hay tramos grandes de acera, la existencia de esos árboles es fundamental", completa su marido señalando que hay que presionar para que no se tale un solo tronco. "No entiendo que no se puedan encontrar alternativas para llevar a cabo esas obras", añade el dueño de una panadería de la calle mencionando las obras que se hicieron en Gran Vía para reformar la estación.
"A mí como conductor me afectarán las obras tanto en el acceso a la zona como a la hora de aparcar en las diferentes calles que yo tengo para acceder a esa zona del barrio", explica el mismo vecino señalando que evita siempre entrar a Arganzuela por la M-30 por los atascos. "El único alivio es acceder por calles como Áncora", explica señalando que aparcar "se va a convertir en una tarea imposible".
La oposición denuncia que se anuncie después de las elecciones
Las obras en Áncora se han conocido justo después de las elecciones. Una situación que deja con poco margen a la oposición que, tras las mayorías absolutas de Isabel Díaz Ayuso y José Luis Martínez-Almeida, poco pueden hacer por buscar un consenso.
"Tan solo cuatro días después de las elecciones, Almeida nos 'sorprendió' con una nueva tala de árboles y acabó con varias acacias que llevaban toda la vida en la plaza de la Emperatriz de Carabanchel. Su obsesión arboricida no para y esta semana nos enteramos de que la motosierra del PP amenaza a otras 64 acacias de la calle Áncora por los trabajos de ampliación de la línea 11 de Metro en las estaciones de Palos de la Frontera y Delicias. Todo por la puerta de atrás, sin información de cuándo ni como y, curiosamente, justo después de las elecciones", indica la portavoz de Más Madrid en el Ayuntamiento, Rita Maestre.
"Almeida, en vez de interrumpir la circulación de forma temporal mientras duran las obras, prefiere arrasar todos los árboles de Áncora. Hablamos que árboles de gran porte que van a desaparecer para siempre de esta calle", menciona destacando que son árboles de más de cuarenta años y que superan las cuatro plantas de altura.
"Ahora que llega el verano y la sombra es más necesaria que nunca, con la emergencia climática que vivimos, Almeida vuelve a la carga. Su ofensiva contra el patrimonio verde ha supuesto la pérdida de más de 78.000 árboles en los últimos cuatro años, una verdadera aberración. Le exigimos que escuche a los vecinos y vecinas de este barrio, del paseo de Yeserías, de Carabanchel..., de toda la ciudad, que están reclamando que no se tale ni un árbol más", denuncia.
Misma opinión comparte el concejal del PSOE en el Ayuntamiento, Ignacio Benito. "Hay dos alternativas: o cortar el el tráfico y que se puedan iniciar la las obras desde el asfalto o tener que que hacerlo cargándose los árboles. En las obras de la Línea 11 ha sido especialmente recurrente que todas y cada una de las modificaciones de proyecto que ha habido han sido para desplazar las obras y talar árboles. Entre cortar el tráfico y cortar los árboles, Almeida siempre prefiere cortar los árboles y nos parece una barbaridad", indica.
"Hemos visto cómo al Ayuntamiento se le ha acabado la capacidad negociadora el día de las elecciones. El 29 de de mayo ya han dejado de tener esa aparente capacidad negociadora. Lo vimos, por ejemplo, con los cantones de de limpieza. Los vecinos estaban muy enfadados con el Ayuntamiento y Almeida, con el temor de un costo electoral, les escucha y se reúne con ellos para que al menos puedan plantear sus reivindicaciones. En este caso, y en tantos otros que se han producido a partir del día de las elecciones, pues ya no existe ningún tipo de capacidad negociadora y el Ayuntamiento impone su su ley, que siempre es una que no tiene en cuenta las reivindicaciones vecinales, y en la que siempre la biodiversidad y el patrimonio verde de la ciudad son las primeras en caer", resume.