La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha sido recibida entre pitos, abucheos y proclamas contra su gestión este miércoles a su llegada a Alcobendas para presidir la reunión del Consejo de Gobierno que, de forma extraordinaria, se celebra en este municipio

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha sido recibida entre pitos, abucheos y proclamas contra su gestión este miércoles a su llegada a Alcobendas para presidir la reunión del Consejo de Gobierno que, de forma extraordinaria, se celebra en este municipio. Así, se han podido escuchar gritos como "asesina" o "ladrona" por parte de decenas de personas que también han recordado las 7.291 personas que murieron en residencias de mayores tras la firma de los mencionados protocolos de la vergüenza, tal y como muestran las imágenes de este artículo, recabadas por un equipo de ElPlural.com desplazado el lugar.

Más escraches

La líder regional ha padecido más escraches en las últimas semanas. El más inmediato después del escándalo que salpicaba a su pareja, Alberto González Amador, ocurrió en Leganés hace casi un mes. Allí, la responsable de Sol también tuvo un recibimiento hostil, con silbidos y consignas similares que, al igual que en la presente ocasión, se entremezclaron con unas pocas personas que le abrieron los brazos al grito de “presidenta”.

Arrinconada por los escándalos

Ayuso va de escándalo en escándalo. El que tiene que ver con su novio, imputado por dos delitos de fraude fiscal y falsedad documenta es el último, pero no el primero. Así las cosas, las personas que protestan contra la presidenta recuerdan otros episodios de su polémico mandato como las comisiones de su hermano, Tomás Díaz Ayuso, por hacer de intermediario en la importación de mascarillas durante el coronavirus, el caso Avalmadrid que pone en el ojo del huracán a parte de la familia de la presidenta -y a ella misma- o su gestión de las residencias de mayores.

El caso de su novio

Oposición y críticos con la gestión de la política popular piden a la presidenta de Madrid rendir cuentas por los casos de posible corrupción de su compañero sentimental. No por haberlos perpetrado ella, pero sí por cuestión que guardarían relación con Ayuso, como la que tiene que ver con el piso de un millón de euros que ambos comparten en el pudiente barrio de Chamberí y del que él fue propietario después de los movimientos irregulares o un posible encubrimiento de la líder regional. En lo que respecta a otros bienes materiales del novio de Ayuso, se encuentran dos coches de lujo de empresa. 

González Amador habría protagonizado todo un entramado de facturas falsas y sociedades pantalla para desviar los beneficios obtenidos en la intermediación de material sanitario, ascendiendo el montante total de la cantidad recibida a 350.000 euros. 

De los 2,33 millones de euros que facturó en el año 2020 la principal empresa de González Amador, del 85%, 1.973.000 euros, procedieron, según la defensa del propio empresario a Hacienda, de una única operación: un contrato por “intermediar” para la empresa española FCS en la compraventa de productos sanitarios, como guantes y mascarillas para la protección frente al coronavirus.

Como resultado de aquella operación, el 5 de mayo de 2020 consta en el capítulo de ingresos de su empresa 834.320 euros bajo el concepto “comercialización de clientes”,  y aparece la misma referencia el 5 de agosto de ese ejercicio para justificar otros 1.138.680 euros.

Desde la Agencia Tributaria no escondieron su sorpresa en el informe debido a que la firma de González Amador aparece como "un mero intermediario" que se limitó a "poner en contacto las dos partes que vayan a formalizar la compraventa de los productos"; a su vez, matizan que "en ningún caso" figuraría "ni como comprador ni como vendedor ni como parte del acuerdo".

En esas, subrayar que González Amador reconoció los delitos en sus declaraciones del impuesto de sociedades de 2020 y 2021 y se dispuso a reparar el daño cometido mediante el pago de la cantidad pendiente defraudada (4,025% en dos ejercicios). Así, con un desembolso de una cantidad superior a los 380.000 euros, González Amador pretendía rebajar la pena correspondiente (que podía incluso contemplar de uno a cinco años de prisión por delito fiscal) en uno o dos grados, de manera que evitara entrar en prisión.

Y en todo este maremágnum, aparecen otras derivadas como las amenazas o coacciones del jefe de gabinete de Ayuso, Miguel Ángel Rodríguez -y la consiguiente defensa de la presidenta-, las maniobras de éste para culpar al Gobierno de un supuesto hackeo a los abogados de la pareja de Ayuso; la conexión leonesa del ático del piso de Chamberí o los desperfectos que las obras presuntamente ilegales de la vivienda causaron en un bar cercano a la casa.