Era el único debate que van a celebrar los tres aspirantes a liderar la candidatura del PSOE a la Presidencia de la Junta de Andalucía, pero mejor que haya habido uno solo: no es probable que los militantes que hayan tenido la paciencia de verlo hasta el final aguantaran una segunda entrega, si bien no cabe negarle un cierto valor informativo.

Moderado con solvencia por la periodista Eva Saiz, más que un debate propiamente dicho se ha tratado de una sucesión de monólogos donde Susana Díaz, Juan Espadas y Luis Ángel Hierro han podido exponer sin interrupciones sus prioridades programáticas, sin cuestionar tampoco ellos mismos las de sus adversarios.

En el arranque del debate Espadas lanzó alguna que otra puya a Díaz (“los alcaldes fuimos desatendidos en tu gobierno”), pero la expresidenta rehuyó el cuerpo a cuerpo: “No es el momento de reproches, que los compañeros se sientan orgullosos de nosotros”.

Susana Díaz ha puesto el énfasis en la defensa de la igualdad de oportunidades, ha reclamado la autonomía del PSOE andaluz frente a Ferraz, ha recalcado que ha sabido aprender de sus errores, ha puesto en valor su labor de oposición y su contacto permanente con la militancia, ha atacado con más intensidad y convicción que sus oponentes al Gobierno de Juan Manuel Moreno y ha sido la aspirante que ha expuesto más en detalle sus propuestas para Andalucía si el PSOE recupera la Junta.

Consciente de que su agrio enfrentamiento con Pedro Sánchez perjudicó en el pasado su imagen entre la militancia, Díaz ha buscado un discurso en positivo, con propuestas concretas y un único y repetido reproche a la candidatura de Espadas por la supuesta falta de autonomía orgánica y política de su proyecto.

Juan Espadas, por su parte, ha reiterado su determinación de recomponer la unidad perdida de los socialistas, ha echado en falta más municipalismo en la cultura institucional del PSOE y ha insistido en numerosas ocasiones en que hay que “escuchar, escuchar y escuchar” porque los últimos gobiernos socialistas no lo hicieron lo suficiente.

“Insisto en escuchar porque creo que por eso perdimos las elecciones en 2018”, ha llegado a decir, sin que Díaz lo haya corregido en su afirmación de que el PSOE perdió unos comicios en los que realidad quedó primero.

La divisa de Luis Ángel Hierro es el 39 Congreso Federal del PSOE y su compromiso de devolver el poder a las bases. El profesor de Economía de la Universidad de Sevilla ha sido el más contundente de los tres en la defensa de un andalucismo cuyo referente sería Rafael Escuredo, “que se iba a Madrid a exigir lo que tenía que exigir y no se volvía hasta conseguirlo”.

Quien con más solvencia ha hablado de economía ha sido Hierro, que ha protagonizado el único roce del debate cuando ha afeado a Juan Espadas que se hubiera atribuido la idea de que los militantes pudieran formular preguntas a los candidatos. “No mintamos”, ha dicho Hierro.

Los militantes habrán advertido un cierto enfrentamiento soterrado entre Espadas y Hierro, pero no entre estos y Díaz. No han saltado demasiadas chispas entre el alcalde de Sevilla y el profesor y exdiputado, pero no parece que haya mucha química entre ellos. “Yo no he comido con nadie de Ferraz”, ha llegado a espetarle Hierro aludiendo a que Espadas sí lo hizo.

A pesar de las reiteradas alusiones, directas e indirectas, de sus oponentes a que él es el candidato oficialista de Ferraz, Espadas no ha entrado a ese trapo, aunque sí ha defendido que es preciso inaugurar una nueva etapa en la que será importante la sintonía de la dirección federal.

Las diferencias entre Hierro y Espadas también se evidenciaron cuando el primero reprochó al segundo su falta de contundencia y claridad en la política fiscal: “No podemos subir un día los impuestos y otro día bajarlo, poruqe de esa forma la gente no nos cree y si no nos cree, no nos vota”.

La réplica de Espadas fue seca y directa: “A mí me creen y por eso me votan; en Sevilla tenemos garantizados los servicios porque ingresamos lo que necesitamos”.