Contraste absoluto entre las sensaciones de la última jornada del XIII Festival de Cine Europeo de Sevilla y las de la edición anterior, que terminó marcada por los terribles atentados de París, que provocaron la cancelación de los festejos de la clausura. Por una parte, el director del certamen, José Luis Cienfuegos, ha adelantado un dato espectacular de asistencia, a falta de las sesiones de cierre, que era fácil de prever dadas las sensacionales colas que se han formado en las taquillas y los accesos a las salas durante toda la semana. Pese a no renunciar en la programación a propuestas radicales, muy diferentes a las que pueblan normalmente las carteleras, el público ha respondido de forma muy positiva, lo que de por sí justifica una cita como esta. Por otro lado, la sorpresa ha saltado cuando el propio Cienfuegos ha anunciado que los premios de la EFA (European Film Academy), los más importantes del cine europeo, se celebrarán en la ciudad en 2018. El anuncio de las nominaciones se realiza en el SEFF desde 2005 pero esta será la primera ocasión en que la capital hispalense acoja la gala, que en los años impares siempre se celebra en Berlín.

Este clima de euforia en torno al festival ha dejado en segundo plano al palmarés, además del hecho de que la competición se ha nutrido de obras en su mayoría ya premiadas en otros certámenes, por lo que por momentos parecía más bien una muestra. La francesa Ma Loute, que en España se estrenará como La bahía, ha sido premiada con el Giraldillo de Oro en una arriesgada decisión del jurado, que se ha decantado por esta comedia de aires bufonescos y tendencia al surrealismo, en la que se dejan ver Fabrice Luchini o Juliette Binoche en interpretaciones de lo más excesivas. Bruno Dumont, cineasta de lo grotesco que solía dirigir en un registro dramático de mucha crudeza y con actores no profesionales, dio un giro hacia la comedia con la laureada serie El pequeño Quinquin, que ha tenido su continuidad en este trabajo, que se ha llevado además el premio a la mejor actriz, otorgado a la debutante Raph, en un rol andrógino y algo más sutil que el de sus compañeros de reparto.

Palmarés poco repartido

El resto de premios de la Sección Oficial se han repartido entre pocas películas, lo que no ha hecho justicia al alto nivel general. Títulos muy aplaudidos durante el festival como Personal Shopper, de Olivier Assayas; Solo el fin del mundo, de Xavier Dolan; Amor y amistad, de Whit Stillman, o la más humilde y llena de ternura Mister Universo, de Covi y Frimmel, han quedado fuera del radar del jurado. En cambio, Mimosas, la única representante del cine español, ha logrado no solo el Gran Premio del Jurado sino una mención especial por sus méritos en montaje y sonido. En su segundo largometraje, el gallego Oliver Laxe nos traslada a Marruecos para narrar una aventura en un espectacular paisaje montañoso, que de un modo cargado de misterio transcurre a caballo entre dos tiempos.

También con dos galardones se ha hecho Le fils de Joseph, del director Eugène Green, cuyo cine profundo y libre de cinismo ya dejó huella en el SEFF de 2014, cuando presentó La sapienza. En este caso, con su particular visión de la Sagrada Familia, ha logrado el reconocimiento al mejor guión y ha servido en bandeja el de mejor actor a Victor Ezenfis (como Raph, también debutante en el cine), que encarna a un adolescente que a través de la búsqueda que emprende del padre que lo abandonó se reconcilia con el mundo de la manera más inesperada. Por su parte, se ha reconocido como mejor director por Rester Vertical a Alain Guiraudie, que ya ganó un polémico Giraldillo de Oro en 2013 con El desconocido del lago. El cineasta ha realizado en esta ocasión un fascinante ejercicio de desnudez de sí mismo y de su obra al presentar a un guionista que vive una peripecia descarnada que incluye conocer la paternidad, al tiempo que sufre una crisis creativa. El palmarés de la Sección Oficial, con dominio casi absoluto del cine francés, se ha completado con el premio a la mejor fotografía para American Honey, un videoclipero recorrido por los anhelos de la juventud estadounidense de la mano de la británica Andrea Arnold.

Resto de secciones

El éxito del SEFF no sería el mismo sin esas secciones paralelas que complementan el listado de nombres por lo general consagrados de la oficial. Es el caso de Las Nuevas Olas, centrada en cineastas debutantes y películas llenas de riesgo formal. Este año, el jurado formado por estudiantes de la Universidad de Sevilla ha premiado The sun, the sun blinded me, adaptación polaca de El extranjero de Albert Camus, mientras que entre las obras de no ficción ha sido elegida Paradise! Paradise! de la joven irakí Kurdwin Ayub.

En Resistencias, que recoge una selección de películas españolas realizadas al margen de la industria y las instituciones, el jurado de la Federación Internacional de la Prensa Cinematográfica (Fipresci) se ha decantado por Los objetos amorosos, de Adrián Silvestre, que sigue las andanzas en Roma de una inmigrante colombiana, que inicia una original historia de amor con una quijotesca chilena antes de ser engullida por la dura realidad social. Finalmente, cabe destacar que el Gran Premio del público, que elige entre los títulos de una selección de la EFA, ha ido a parar a la extraordinaria comedia alemana Toni Erdmann, de Maren Ade que viene causando sensación desde que fuera presentada en el pasado Festival de Cannes. A través de un excéntrico personaje, un padre que se decide a seguir durante unos días a su hija, que trabaja (mucho) como ejecutiva de una empresa, la cinta invita a afrontar la existencia de un modo más humano dentro de una realidad que de tan abstracta se ha vuelto incomprensible.