A partir de ahí, se ha suscitado la polémica. Los gobernantes de la Casona barriendo para adentro, acusando a la oposición de agitar la basura. Mientras, la portavoz municipal socialista María Gámez, nos hace mirar hacia abajo, para que no nos enredemos con la suciedad acumulada. Lo triste es que, la aunque la porquería vaya por barrios, salvo ceguera, admite poco disimulo. Así que si el mensaje ha calado, es porque lo evidente no admite discusión.

El turista de Nueva York, tiene a ésta, como la ciudad más sucia de los Estados Unidos. Me pregunto, qué número de ciudades conocen los encuestados, para ser tan severos con la Gran Manzana. Eso sí, en limpieza la que más puede destacar es Las Vegas, porque allí te pueden dejar impoluto.

Cuenta la leyenda urbana que uno de los últimos alcaldes malagueños, de la Dictadura, se asombró en la ciudad de los rascacielos, y probó suerte de hacernos nuestro “manhatilla” de andar por casa, desde la falda del monte Gibralfaro a la Farola. Esperemos que ahora que nos llegan los cruceristas a mansalva, no retomemos las fantasías del viejo edil y queramos imitar la suciedad de las calles neoyorkinas.

La sociedad también está reclamando limpieza en las prácticas políticas, y queremos barrer de una vez a los corruptos y zánganos que pululan en nuestra vida pública. La Transición, que algunos empiezan a discutir, tuvo como indiscutible, el alto aprecio de la ciudadanía hacia sus políticos. Lamentablemente vivimos en un momento en que el más significado de nuestros representantes, no consigue un aprobado ni apagando las velas.

De Guindos, sí ha encontrado una fórmula para eliminar la basura de los bancos, y sacarle brillo a sus mármoles raídos por los activos tóxicos. Va a esconder entre las cuatro patas de un banco malo, toda la basura acumulada en los tiempos de derroche, y a montoncitos, en quince años crear el monumento al dinero desaparecido.

De la Torre clama por la lluvia, para que nuestros pavimentos pierdan la pátina viscosa y las alcantarillas drenen. Mirando a los cielos, uno puede resbalarse más de la cuenta. Málaga hay que limpiarla, con la misma destreza con que han quedado barridas nuestras arcas municipales hasta el 2020.