Andalucía ha entrado en campaña tras el paréntesis navideño, de modo que el PP empieza a dar a conocer lo que entiende como “el cambio andaluz”. Leo en un periódico su publicidad, acompañada de una foto de Arenas con retoques que lo hacen aparecer más delgado, el conjunto de medidas propuestas por el dirigente de la derecha andaluza, en relación con la educación, la sanidad, las guarderías, la protección a las personas dependientes y a las mujeres víctimas de la violencia de género y la promesa de un fondo social para familias sin ingresos. Esto último, acompañado de una referencia a los ERES, pues se compromete a destinar al mismo el dinero que se recupere de aquellos expedientes que hayan sido fraudulentos.

Como hemos podido comprobar, cualquier intervención pública de los dirigentes populares comienza siempre con referencias al número de desempleados en Andalucía, de modo que se ha convertido en su cantinela, aunque nunca indican cuál sería la solución a dicho problema, del mismo modo que tampoco lo explica el nuevo gobierno de Rajoy. Cada vez que aparece una nueva noticia como la reciente del chofer del exdirector general hay algún miembro del PP que se pregunta en voz alta qué pensarán los parados de hechos como ese. Es de suponer que también, aunque sea sin expresarlo en público, se preguntarán lo mismo en relación con el presidente de Baleares o cuando han tenido oportunidad de escuchar las conversaciones de las que fueron protagonistas destacados militantes suyos en Valencia.

He consultado en Internet la página del cambio andaluz, que contiene los mismos elementos que la general del partido en Andalucía. Allí he consultado la parte que me interesaba de ese cambio, la correspondiente a la educación, ente otras cosas porque en la página publicitaria no entendía qué quería decir que la reforma se va a hacer “desde la libertad”, cuestión que no he aclarado al consultar el apartado correspondiente; también propone Arenas una mejora de la calidad, que sin embargo tampoco explicita, no sin antes señalar la situación tan desastrosa en la que se encuentra la educación en nuestra Comunidad, y si bien es cierto que existen problemas graves, en ningún caso se puede sostener que la situación sea tan alarmante como el PP describe (quisiera aclarar en este punto que cada vez que partidos y sindicatos hablan de “calidad” me pongo a temblar, pues se trata de una cantinela (otra más) que oigo desde hace treinta años sin que hasta ahora se pongan de acuerdo acerca del significado de la misma), y por último, Arenas hacía referencia a otra de las cuestiones más demagógicas que en los últimos tiempos han recorrido los centros andaluces: “recuperar la autoridad del profesorado”, sobre lo cual se ha hablado y escrito mucho. No obstante, desde hace tiempo mantengo que la única autoridad que el profesorado debe hacer valer es la académica, la de sus conocimientos, que siempre le servirán para mantener una posición digna, por encima de circunstancias de carácter social que son ajenas al mundo educativo.

Quizás deberían saber los populares que muchas de las cuestiones que citan como reformas en sus propuestas en educación son asuntos que llevan ya mucho tiempo en marcha, que funcionan bien y que has sido adoptados a partir de medidas legislativas aprobadas en el parlamento del que ellos forman parte, por lo cual sorprende que no se hayan enterado, ¿o es que no se muestran dispuestos a admitir nada que no haya contado con su voto favorable?

Estoy de acuerdo en que muchas cosas en Andalucía necesitan un cambio, pero a la vista del contenido del ofrecido por el PP, entiendo que el mismo no puede venir de la mano de Arenas, que quizás gane, pero ante el cual los andaluces deben saber que sus propuestas no representan una novedad para nuestra tierra.