Hacía tiempo que no escuchábamos a un representante del Partido Popular expresarse como un jefe de Falange Española Tradicionalista y de las JONS. El discurso del diputado José Ignacio Echániz sobre la eutanasia ha despertado nuestros peores instintos: fue escucharlo y venirnos a la cabeza improperios del pasado que teníamos olvidados hasta que Vox nos hizo recatarlos del polvo. El diputado Echániz ha resucitado él solo nuestro lado más salvaje, como evidencia el propio título de esta columna de urgencia.

Las palabras que el congresista vallisoletano pronunció ayer en el debate del Congreso sobre la ley de eutanasia pasarán con justicia a la historia del parlamentarismo, pues pocas veces se habrá escuchado a un diputado con carrera decir sandeces de este calibre:

“El objetivo de esta ley es ahorrar costes con personas que son muy caras al fina de su vida. En estos momentos [las izquierdas] tienen graves problemas de financiación del Estado del bienestar. Cada vez que desaparece una persona de estas características, desaparece un problema económico y financiero para el Estado. Cada vez que una de estas personas es empujada al fallecimiento por la vía de la eutanasia, el Estado está ahorrando muchísimo. Detrás hay una filosofía de la izquierda para evitar el coste social del envejecimiento en nuestro país".

Es difícil saber si, dentro del Partido Popular, Echániz es una anécdota o una categoría, si es uno de esos tontos que se te cuelan en las listas electorales y cando te das cuenta la cosa ya no tiene arreglo o si se trata simplemente de ‘uno de los nuestros’, con ciertas peculiaridades quizás, pero uno de los nuestros.

Los diputados del PP recibieron su discurso como si lo hubiera pronunciado una categoría, pero en su fuero interno rezarían para que el diputado fuera solo una anécdota. Sus compañeros de la bancada popular lo aplaudieron como si nada, pero lo más probable es que bastantes de ellos pensaran ‘pero de dónde cohone ha salido este tío’.

El problema para el PP de Pablo Casado no es que ‘Cráneo Privilegiado Echániz’ sea facha, sino que, evidentemente, no es de los fachas más despiertos del partido: no es de los más despiertos porque a estos no se les nota tanto lo fachas que son. Y a los que se les notaba se fueron a Vox. Seguro que muchos congresistas del partido ultra se estaban preguntando cómo era posible que a Santiago Abascal se le hubiera escapado una joya como Echániz.

Echániz no es tampoco, obviamente, de los fachas del PP que más entienden de política: si lo fuera, se habría posicionado contra la ley de eutanasia con argumentos que no hubieran sonrojado a los conservadores no ya menos estúpidos, sino simplemente del montón.

Es difícil creer, pongamos por caso, que un Alberto Núñez Feijóo o un Juanma Moreno puedan compartir lo dicho ayer en el Congreso por el tonto de la familia. Pero estén ambos alerta: a la primera de cambio que se pongan a tiro, los periodistas les pedirán su opinión sobre las palabras de Echániz. Deberían ir preparando una respuesta lo bastante prudente como para no dejar entrever lo que de verdad piensan del 'Potro del Pisuerga', pero lo bastante inteligente como para dejar claro que su compañero de filas es una anécdota y no una categoría.