A horas distintas y separados por unos cientos de metros, las dos formaciones de la izquierda andaluza celebraban este jueves, con motivo de la exhumación de Franco del Valle de los Caídos, actos por separado en memoria de las víctimas republicanas del franquismo.

La agenda separada de unos y otros evidenciaba una vez más la capacidad del Partido Socialista y Adelante Andalucía para ir por separado incluso en aquello en lo que están básicamente de acuerdo.

A media mañana, los socialistas José Luis Ábalos y Susana Díaz participaban en una ofrenda floral en el monolito a los represaliados situado en la Muralla de la Macarena de Sevilla; poco antes, los dirigentes de Adelante Andalucía Teresa Rodríguez y Toni Valero hacían lo propio ante la basílica de la Macarena, donde exigían la exhumación de los restos del militar golpista y criminal de guerra Gonzalo Queipo de Llano.

"Es urgente pasar esta página"

La exhumación de los restos del dictador ha reactivado la voluntad de la izquierda de hacer lo propio con Queipo. El alcalde de Sevilla, el socialista Juan Espadas, declaraba que “es urgente terminar con la luctuosa página que significa Queipo” y ponía la pelota sobre el tejado de la Junta de Andalucía como “Administración responsable de velar por las leyes de Memoria Histórica".

En el mismo sentido se manifestaban la expresidenta andaluza Susana Díaz –“el siguiente debe ser Queipo”– y la coordinadora andaluza de Podemos, Teresa Rodríguez, cuya formación “no cejará” hasta ver fuera de la basílica “a un asesino instigador de violadores”.

Con la derecha hemos topado

Pero a los deseos de la izquierda no son compartidos por ninguna de las tres derechas, cuyo rechazo es directamente proporcional al grado de conservadurismo de cada partido: a Ciudadanos no le gusta demasiado la exhumación pero intenta que se le note lo menos posible; el PP la rechaza pero procura no comprometerse públicamente para no espantar a su electorado más templado; y Vox, sin complejos, se opone rotundamente no solo a exhumar a Queipo, sino a mantener vigente la Ley de Memoria Democrática de Andalucía.

Al rechazo o las reservas en la derecha se suma la obstrucción sigilosa pero tenaz que viene ejerciendo la Hermandad de la Macarena, cuya propuesta ante la presión institucional es trasladar –aunque sin prisas– los restos del ‘carnicero de Sevilla’ a un futuro columbario dentro de la basílica.

Una ley sin reglamento

Recuérdese que el artículo 32.4 de la ley andaluza prescribe que “cuando los elementos contrarios a la memoria democrática estén colocados en edificios de carácter privado con proyección a un espacio o uso público, las personas propietarias de los mismos deberán retirarlos o eliminarlos”. 

Pese a la claridad de la ley en este punto, lo cierto es que reglamento que la desarrolla, elaborado por el anterior Gobierno, reposa desde hace más de un año en el Consejo Consultivo de Andalucía, que debe dar su visto bueno antes de recalar en el Parlamento para su convalidación.

Aun así, la Hermandad ha hecho caso omiso de la moción aprobada en julio de 2016 por el Ayuntamiento de Sevilla instando a la institución cofrade a retirar la tumba de Queipo del lugar visible en que ahora está. La iniciativa fue de Izquierda Unida y la votó también favorablemente el PSOE, aunque no así las derechas: Ciudadanos se abstuvo y el PP votó en contra.

Casos parecidos, no iguales

Pese a la aparente contundencia de la ley, el propio Gobierno de Susana Díaz no parecía tenerlas todas consigo. De hecho, en el verano de 2018, cuando no podía sospechar que seis meses después perdería el poder, el Ejecutivo socialista creaba un comité técnico con el encargo de elaborar un dictamen cuyas conclusiones serían vinculantes.

Y es que, como recordaba este jueves el alcalde Espadas, el caso de Queipo es distinto al de Franco: mientras el Valle de los Caídos es propiedad del Estado, la basílica de la Macarena es un recinto privado, propiedad de la Iglesia.

Pero más allá de las diferencias de estatus jurídico entre Cuelgamuros y la basílica sevillana, es innegable que el Gobierno socialista andaluz nunca tuvo con Queipo la determinación política que sí ha tenido el Gobierno de España con Franco.

La presidenta Díaz era muy consciente de que la Hermandad de la Macarena es un poder fáctico y un paso en falso ante su muy conservadora junta de gobierno podía tener desagradables consecuencias electorales que era mejor evitar.

Sin prisas

En todo caso, el nuevo Gobierno conservador lo último que tiene es prisa en este asunto. La consejera Patricia del Pozo muestra buena voluntad para ayudar a las familias a recuperar sus restos, pero sobre Queipo prefiere echar balones fuera porque siente en la nuca el aliento inquisitorial de Vox.

Cuando esté concluido el desarrollo reglamentario de la ley, viene a sostener del Pozo, se verá si es factible aplicarla a este caso. La exhumación de Queipo, decía el mes pasado en el Parlamento, "es un tema delicado sobre el que hay que dialogar muchísimo".