Aunque los dirigentes populares han logrado colocar en algunos medios como mercancía de primera calidad una supuesta encuesta encargada por el partido según la cual PP y Ciudadanos estarían al borde de la mayoría absoluta en la Cámara andaluza salida de las elecciones del próximo 2 de diciembre, la verdad es que cunde el desánimo en las filas conservadoras del sur que dirige con mano incierta Juanma Moreno.

Los datos andaluces de la última encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) dibujaban un horizonte muy sombrío para las expectativas del PP: del 33,5 por ciento de andaluces que lo votaron en las generales de 2016 sólo el 17,9 reconocía haberlo hecho.

Un clavo ardiendo

El empuje de Ciudadanos es imparable en todas las encuestas, que coinciden en que la subida naranja es a costa del partido de Casado. Aun así, no sería la primera vez que los sondeos se equivocan a favor de Cs otorgándoles muchos más votos de los que luego lograban en las urnas.

A esos errores de cálculo del pasado se agarran como un clavo ardiendo los de Moreno, cuya mano tendida a Cs está siendo interpretada por los de Rivera como signo de haber arrojado la toalla.

A los males demoscópicos pero también orgánicos de Moreno, pues el partido no es precisamente una piña en torno a su liderazgo, hay que sumar lo que muchos en Génova y San Fernando interpretan –en voz baja– como tibieza de Pablo Casado a la hora de comprometer su apoyo a Moreno.

La hora del rearme

Públicamente, Casado le ha dado su apoyo de palabra, pero dos hechos parecen rebajar la sinceridad y el alcance de dicho respaldo. El primero ha sido la decisión del presidente de posponer al mes de enero, por su coincidencia con las elecciones andaluzas, la Convención Nacional del partido que iba a celebrarse los días 1 y 2 de diciembre. ¿Por qué no adelantar, en vez de retrasar, un cónclave que el PP suele organizar por todo lo alto y que habría puesto todos los focos en Moreno, hoy por hoy desesperadamente necesitado de toda la iluminación disponible?

Las razones para el retraso de la Convención Nacional aducidas por el secretario general del PP, Teodoro García Egea, aludían a que la decisión de Susana Díaz de adelantar los comicios andaluces les había obligado a mover la fecha del foro, que quieren convertir en un "rearme ideológico" para afrontar las municipales y autonómicas de mayo de 2019.

¿Volcados en Andalucía?

"Casado va a estar volcado con Andalucía y todos nuestros cargos públicos y orgánicos vamos a modificar nuestras agendas para orientarlas totalmente con Andalucía, recorriendo pueblos pequeños y medianos", recalcaba el pasado martes el 'número dos' del PP para despejar dudas. Fuentes del partido apuntaban a Europa Press como posibles fechas los días 18, 19 y 20 de enero.

Sin embargo, no faltan personas en las sedes de Génova en Madrid o San Fernando en Sevilla que conjeturan que el retraso de la convención obedece a otra clave: Casado no querría que la convención fuera el gran escenario de promoción de un candidato que puede acabar achicharrado el 2 de diciembre. A ello se sumaría que mal resultado en las andaluzas arruinaría los beneficios de ese rearme que persigue la convención si ésta se celebrara antes del 2 de diciembre.

La lista más votada

Otra decisión de la dirección nacional del PP que tampoco favorece a Moreno es la de someter a debate en el próximo Pleno del Congreso la toma en consideración de una proposición de ley para reformar la Ley Orgánica del Régimen Electoral General (LOREG) e implantar un sistema para propiciar que la lista más votada gobierne los ayuntamientos. Se trata de la primera iniciativa registrada en el Congreso por el nuevo PP de Pablo Casado.

En concreto, los 'populares' proponen que se otorgue la mayoría absoluta de la Corporación a la lista que gane las elecciones municipales con un respaldo del 35% de los votos válidos y una ventaja de cinco puntos sobre el segundo partido, o incluso con un 30% de los votos si además saca diez puntos de diferencia al siguiente.

Una idea inoportuna

Aunque la iniciativa se refiere solo a los ayuntamientos y no a las comunidades autónomas, su tramitación es una mala idea para los intereses de Moreno, que de cara a las andaluzas ha aparcado sigilosamente la doctrina de la lista más votada, que sí esgrimió con gran desahogo en las autonómicas de 2015. Ahora Moreno tiende la mano a Ciudadanos para gobernar juntos, consciente de que si sigue propugnando que gobierne la lista más votada ello favorecería sin duda a Susana Díaz, a quien todas las encuestas sitúan en primer lugar.

La iniciativa del PP para reformar la LOREG no solo tiene pocas posibilidades de prosperar en el Congreso, sino que devuelve a primera línea del debate público una cuestión más bien embarazosa para Moreno en estos momentos.

No parece que la dirección nacional del PP haya tenido en cuenta tales contraindicaciones para su candidato a la Junta. A fin de cuentas, a esa dirección no le faltan motivos para marcar distancias con quien en el congreso nacional del PP apostó por Soraya Sáenz de Santamaría y no por Casado.