Juan Manuel Moreno Bonilla en una de sus escasas apariciones tras las elecciones europeas, de 'finde' en Granada. Foto PP andaluz



Tras unas vacaciones de descanso por el trabajo realizado en la campaña electoral europea, unido a unos días de televisión en la primera fase del mundial de fútbol de Brasil, Moreno Bonilla ha aparecido y se ha dejado ver. Ya antes se hizo un selfie mostrándose eufórico en su casa con la vestimenta de 'La Roja' momentos antes del decisivo partido de la selección con Chile. Luego, tras su eliminación, se acabaron las muestras exultantes hacia la selección. Por último también se le pudo ver asistiendo al besamanos de despedida del Juan Carlos I, de finde en Granada con foto bucólica de fondo de La Alhambra y en una cumbre de alcaldes del PP en Antequera con nueve sillas ocupadas y una vacía (la de la presidenta de la Junta) ¡peazo cumbre municipalista!

Ahora toca vacaciones de verano
Luego no se le ha vuelto a ver más. Probablemente en pocos días coja las vacaciones de verano y se dedique a descansar del arduo trabajo realizado para el PP andaluz en estos cuatro meses así como a reflexionar por qué el PP andaluz está ahora, objetivamente, mucho peor que cuando él vino como solución a la grave situación en la que se hallaba -y se halla- sumido tras la fuga de Arenas y el minimalista liderazgo de Juan Ignacio Zoido.

"Bonilla ha vuelto"
Parafraseando a Rubalcaba ahora se podría decir que "Bonilla ha vuelto" ¿Habrá vuelto para quedarse o preparar el atillo vacacional? Pero sí, de momento ha vuelto y ha sido para meter en el mismo saco, en el "cóctel de izquierdas" como el dice a PSOE, IU y Podemos. Arriesgado análisis este de Moreno Bonilla y más osada aun su conclusión. Tal vez en su entorno piensen que Bonilla más que hacer las veces de Alberto Garzón en su nuevo cometido de tejer nuevas alianzas desde la izquierda, lo que le correspondería es decretar un verano sin vacaciones a los dirigentes del PP andaluz y ponerse a pensar, reflexionar, calentarse los sesos y ver las razones por las cuales el PP andaluz no solo no ha abandonado la senda que le lleva al precipicio sino que con su nuevo líder ha acelerado y ahora se sitúa a escasos metros de despeñarse por el desfiladero.

Alberto Garzón, Málaga y Bonilla
Al otro lado de la cama vemos como IU con otro malagueño al frente, Alberto Garzón, intenta recomponer alianzas -que Bonilla debería saber que no incluyen al PSOE en ese cóctel que el menciona- y ganando enteros en Andalucía y en la misma circunscripción por la que ambos son parlamentarios en Madrid, la poderosa Málaga. También IU Andalucía celebra primarias en ralentizadas en dos fases sí, pero primarias al fin y al cabo.

Y Susana Díaz creciendo
Desde el PSOE andaluz no cesan en el método ya continuo de encumbrar y hacer ascender a la presidenta Susana Díaz. Subió como la espuma tras ser reclamada por la inmensa mayoría de los dirigentes del socialismo nacional para que se hicera cargo del partido como una especie de nueva "salvaora", y ahora, pasado ese momento de SOS colectivo, tras la renuncia "por Andalucía" de Díaz a irse a Madrid y decidir acertadamente que su sitio está en Andalucía, los enteros de la Bolsa política andaluza sube como la espuma en el valor político de la trianera. Para colmo de males de Bonilla las primarias para elegir candidato a Secretario General está revelando el inmenso poder que la presidenta posee en el PSOE federal.

"Seis años de soledad"
Y mientras los otros crecen, diseñan estrategias, mandan mensajes con distintas fechas para anticipar o no las autonómicas y de paso despistar al enemigo popular, mientras tanto repito que hace Bonilla ¿qué hace además de selfies y enfundarse la elástica de humillada selección de fútbol? Viendo el panorama uno se explica ahora porque Moreno Bonilla, recién aterrizado en Sevilla procedente del aeropuerto recortador de Ana Mato, sorprendió a propios y extraños declarando que él se veía presidente de la Junta de Andalucía en "seis años". A la vista de como se desarrollan los acontecimientos y ahora que todo el mundo lee al incomparable Gabriel García Márquez, bien haría Bonilla en su retiro estival en leer "Cien años de soledad". Al fin y al cabo seis y cien son números ¿no?