Los juristas menos identificados con uno u otro bando lo habían pronosticado, coincidiendo con la opinión de los propios letrados del Parlamento andaluz: había muchas posibilidades de que el Tribunal Constitucional aceptara el recurso de amparo presentado por Teresa Rodríguez y ocho diputados más que en noviembre pasado fueron expulsados del grupo parlamentario Adelante Andalucía.

En efecto, tal como adelantó eldiario.es, el Tribunal Constitucional (TC) dictaba ayer una providencia en ese sentido que, si bien rechaza las medidas cautelarísimas que repondrían de inmediato a los recurrentes como diputados de Adelante, contiene un extremo importante: ordena abrir una pieza de medidas cautelares en la que, tras escuchar a las partes, se estudiará la reposición de todos ellos en sus puestos.

Si los nueve diputados fueran readmitidos en el grupo inicialmente formado por 17, ello enmarañaría aún más la situación interna del mismo, ya que los expulsados volverían a ser mayoría y seguramente tendrían derecho a presentar iniciativas parlamentarias que ahora les están vedadas o a beneficiarse de la asignación económica que la Cámara entrega a los grupos en función de los escaños logrados y que se vio drásticamente recortada cuando Adelante pasó de 17 a 8 diputados.

La decisión del TC pone indirectamente en cuestión el Pacto Antitransfuguismo suscrito a finales de 2020 por una quincena de partidos en el Congreso de los Diputados y que sirvió de sustento juridico-politico a la Mesa del Parlamento andaluz para acordar la expulsión de los diputados de Adelante bajo la acusación de tránsfugas.

Para la líder anticapitalista, la decisión del TC es una buena noticia porque detecta “signos de ilegalidad” en una expulsión que ella atribuye "al miedo o la aversión que sienten" Podemos e IU "a la posibilidad de un partido andaluz de obediencia andaluza que defienda su proyecto en las próximas elecciones en condiciones de igualdad".

Esta mañana en los micrófonos de Onda Cero, Teresa Rodríguez ha vuelto a reiterar que los diputados fueron expulsados del grupo parlamentario sin motivo alguno: “No había pasado absolutamente nada –declaraba a Carlos Alsina–, no evitamos una investidura, ni presentamos moción de censura, ni rompimos la disciplina de voto para provoca cambios en las mayorías y minorías… Solo queríamos relación de confederalidad con Podemos, como los Comunes y otros grupos”.

La opinión del coordinador regional de IU no puede ser más distinta. Este es el descarnado retrato de lo sucedido hacía Toni Valero en su día sobre Teresa Rodríguez: “Consigues unos cargos públicos gracias al partido que te propone y hace campaña por ti. A partir de ahí, utilizas esos cargos para montar un nuevo partido. Una práctica de libro de transfuguismo, una actitud poco ética y desleal”. Valero también la acusó de controlar unilateralmente las redes sociales de Adelante y la asignación económica al grupo.

Su antecesor en el cargo, Antonio Maíllo, auténtico muñidor junto a Rodríguez de la confluencia entre Izquierda Unida y Podemos que, sin mucho éxito, concurriría a las elecciones de diciembre de 2018 con la marca Adelante Andalucía, también se mostró muy crítico con la dirigente con la que había formado tándem ideológico y electoral. Desde luego, Maíllo nunca dio por acordada entre ambos la confederalidad que Rodríguez sí da por supuesta como rasgo de identidad de Adelante. 

A Teresa Rodríguez no le falta razón cuando aduce que su comportamiento y el de sus compañeros difícilmente puede calificarse de transfuguismo. Pero a Izquierda Unida y a Podemos tampoco les faltan argumentos para sostener que, a fin de cuentas, los expulsados pretendían construirse una casa propia con materiales que no nunca fueron de su propiedad.