“Venid y vamos todos con flores a porfía con flores a María, que Madre nuestra es”. Esta parte del estribillo de la muy conocida canción de misas “Venid y vamos todos”, bien podría ser sustituida en Málaga por “comida a María que sus hijos lo necesitan”, aunque sea temporal y en tiempos de  la Covid.

La cofradía del Rocío de Málaga, muy arraigada en el popular barrio de la Victoria de Málaga, ha roto una tradición sempiterna de llevarle flores a su imagen. La pandemia y la crisis aprietan a sectores numerosos muy vulnerables de la sociedad malagueña. Ante ello se ha pedido que los clásicos claveles de la ofrenda floral a la Virgen del Rocío no sean los protagonistas este año y que, en cambio, sean alimentos no perecederos los que la imagen reciba en este masivo acto.

Kilos de alimentos por docenas de claveles

La hermandad ha hecho este llamamiento para que el pueblo de Málaga ofrezca kilos de alimentos no perecederos para las personas más vulnerables de la ciudad y que más lo necesitan. Una sensata y solidaria iniciativa que tiene su traducción en términos reales de cobertura de necesidades alimentarias pues eran muchísimos los claveles lo que tradicionalmente reciben, año tras año.
Según ha informado en el programa SER Cofrade de esta cadena en Málaga, el hermano mayor de la cofradía, Juan José Lupiáñez, esta original ofrenda se llevará a cabo el próximo 29 de marzo en la parroquia de San Lázaro donde se encontrarán expuestas durante la Semana Santa las imágenes del Señor y de la Virgen.

La historia de una tradición de la Semana Santa de Málaga

Esta tradición se ancla a mediados de los años setenta. La escuálida economía de las hermandades y cofradías malagueñas no alcanzaban a la decoración con flores de sus titulares.  Ante este hecho, al responsable de la Hermandad del Rocío, Manuel Sánchez Ballester, de esa etapa, se le ocurrió la idea de que fueran los acólitos y seguidores de la cofradía quienes llenasen de flores sus tronos procesionales. La respuesta en forma de entregas individuales de docenas de claveles fue tan masiva que la hermandad se vio desbordada. Esto le permitió que repartieran muchos de estos claveles a iglesias, conventos y a otras cofradías.