Ha sido una de las grandes promesas de la industria automotriz, y empresas como Audi, BMW, Tesla o Google han invertido en ellos. Entre las ventajas que se atribuían a los coches autónomos, estaban la posibilidad de que se autorregulasen sin necesidad de señales o normas de tráfico, una mayor facilidad para aparcar (incluso, se decía, puede que no hiciese falta aparcar viajando con ellos) y podrían dotarse de una mayor potencia. También se confirmaba que serían más seguros, pero su expediente ya no estará libre de tacha. Y es que ayer perdió la vida la primera persona atropellada por un coche sin conductor.

Un encontronazo lejos de un paso de peatones

La víctima fue una mujer de Tempe, Arizona, y el vehículo formaba parte de una flota de coches autónomos de la compañía de movilidad Uber. Todavía hay dudas en torno al suceso, ni siquiera se sabe con claridad si ocurrió la noche del domingo o la madrugada del lunes. Pero, según el relato de la policía local, el vehículo estaba circulando en modo autónomo mientras una persona ejercía de conductor de seguridad al volante cuando arrolló a la mujer, que cruzaba la calzada sin hacer uso del paso de peatones. La policía de Tempe sí ha confirmado, en un comunicado, que la mujer falleció después del atropello en un hospital al que habías sido trasladada.
Como primera medida, Uber ha anunciado que suspende las pruebas de conducción de coches autónomos que estaba realizando en Tempe, Pittsburgh, San Francisco y Toronto (en Canadá).
No es la primera vez. La empresa ya suspendió temporalmente las pruebas de vehículos sin conductor el año pasado tras otro accidente de uno de sus coches, el mismo modelo que el que ayer se vio envuelto en el fatal accidente. Además, desde que Uber comenzó sus pruebas con coches autónomos, en California en 2016, ha habido múltiples casos de coches saltándose semáforos en rojo, lo que ha enfrentado a la compañía con las autoridades de San Francisco.