Al paso que vamos no cabe duda de que el cambio climático va a empezar a cobrarse víctimas. Algún país tendrá que ser el primero. Alguna nación sufrirá sus consecuencias de una manera tan drástica que dejará de ser habitable. El calor y la sequía harán imposible la vida sobre su suelo. Y según la CNN ese país será Sudán.

Calor, sequía y guerra

La población del país africano ya encuentra problemas para abastecerse de agua y alimentos. No solo por las condiciones climatológicas. También la guerra se está cebando con la región. Pero el incremento de las temperaturas pinta un panorama preocupante. La fertilidad del suelo es cada vez menor y las fuentes de agua se están secando. Como consecuencia de la creciente desertificación, las tormentas de polvo, conocidas como haboobs, son cada vez más frecuentes y devastadoras. Ahora, el viento arranca cada vez más tierra arrasando aldeas y cultivos. Se trata de un ciclo negativo, pues las tormentas arrastran la primera capa de tierra fértil, volviendo yermos los campos.

Peligro más allá de Sudán

Pero no solo Sudán está en peligro. El ascenso de las temperaturas pone en peligro la vida en otros países desde Marruecos hasta Arabia. “Africa del Norte ya es una región muy caliente y el proceso continua. En algún momento de este siglo parte de esa región será inhabitable”, advierte Jos Lelieved, del Instituto Max Planck. Volviendo a la situación de Sudán, el cambio climático augura incremento de entre 1,1 y 3,1 grados. Además, los bruscos cambios climatológicos están castigando al país tanto con sequías como con fuertes aguaceros. El resultado es que más de 600.000 personas se han visto obligadas a emigrar de sus hogares desde 2013. La desertificación de la zona era detenida hasta el siglo XX por el Sahel, la zona entre el desierto y el trópico. Un área con vegetación y pastos que además de parar el avance de la arena servía de alimento al ganado. A día de hoy, esa zona ya ha sido devorada por el desierto, que ha empezado a invadir las tierras de cultivo adyacentes.

Más de 5 millones de damnificados

En total, Naciones Unidas estiman que casi dos millones de personas se han visto afectadas por la reducción de la agricultura. Además, la organización prevé que 3,2 millones más sufran una escasez de agua severa. Para combatir esta situación el Programa Mundial de Alimentos y el gobierno del país han lanzado un plan para adaptar los cultivos de la región a esta realidad. Con variedades más resistentes a la sequía, sistemas de irrigación más eficaces y un mejor almacenamiento. Pero claro. Este tipo de iniciativas siempre quedan a expensar de la financiación exterior y de la gestión local.