Como puntualmente en Leequid, la web Centauri Dreams hizo público la semana pasada que, el 15 de mayo del 2015, un potente radiotelescopio ruso que buscaba señales extraterrestres, el RATAN-600, ubicado cerca de la frontera con Georgia, había detectado una fuerte señal cuyas características conducían a pensar en una transmisión de inteligencia extraterrestre, aunque también podría tratarse, advertían, de una señal de radio o de la naturaleza. Pues bien, misterio resuelto, y sin presencias intergalácticas de por medio. La señal ha resultado ser de una perturbación terrestre, según ha informado el Special Astrophysical Observatory (SAO) de la Academia Rusa de Ciencias en un comunicado, y procede de un satélite militar de la época soviética, y que, por cierto, según la agencia no está catalogado.

Un aviso tardío

El RATAN – 600 había indicado que la señal provenía del halo de dirección de una estrella similar al Sol, integrada en la constelación de Hércules (HD164595) y a unos 95 años luz de la Tierra. Lo había hecho, como hemos dicho, un año después de detectarlo, lo cual constituyó para muchos un error, ya que el protocolo habitual en estos casos es revelar el hallazgo a los astrónomos de otros países. En su comunicado, el SAO explica que en los últimos años, los astrónomos del Instituto Skobeltsyn de Física Nuclear de la Universidad Estatal Lomonosov de Moscú, junto con sus colegas del Observatorio Astrofísico Especial de la Academia Rusa de Ciencias, han estado llevando a cabo estudios de objetos astronómicos en el marco del programa SETI, el nombre genérico que se utiliza para los proyectos y actividades que se orientan a la búsqueda científica de actividad de civilizaciones extraterrestres. El SETI, por cierto, pondrá en marcha este mes de septiembre un instituto virtual abierto a toda la comunidad científica internacional, para que investigadores de todas las disciplinas aporten sus conocimientos al respecto de la vida extraterrestre.