Clickbait. Aunque no hayas oído hablar de él, lo has visto miles de veces. Seguro que te suenan esos titulares en redes sociales: “Parecía una persona normal, pero lo que verás te dejará con la boca abierta”. “No te creerás la reacción de este perro al ver a su dueño seis años después”. “No te esperas lo que va a hacer Ronaldo con el micrófono de este periodista”. Y así.

Echar el cebo

Es la última tendencia en Internet. El clickbait (literalmente “clics con cebo”) consiste en titulares llamativos, retadores, que cuentan muy poco de la noticia pero dejan al usuario con la miel en los labios, presto a hacer clic para entrar en la página y ver la resolución de la noticia. Se basa en conseguir accesos despertando la curiosidad del usuario, llevándole a un estado en el que se supone que no tiene más remedio que hacer clic impulsado por la necesidad de revelar el misterio encerrado en el texto que se comparte. Lo que empezó siendo una treta de las páginas que agregan contenido divertido y chocante de las redes sociales, se extendió rápidamente a todo tipo de publicaciones, especialmente a los diarios online dado el éxito que presentaba a la hora de aumentar el número de visitas. Estos medios han creído que el clickbait venía a resolver uno de los grandes problemas que sufren: el éxito de las publicaciones en redes sociales, medido en “likes” o veces compartido, no redunda en ingresos publicitarios si no se traduce en visitas efectivas a la página del medio.

Usuarios engañados

Sin embargo, esta corriente empieza a encontrar adversarios. Los propios usuarios se siente defraudados cuando el contenido prometido, las emociones aseguradas en el titular, no se ven refrendadas al conceder sus preciados clics. Muchos estiman que el clickbait supone una subversión de los principios tradicionales del periodismo, en el que informar claramente desde el titular es el primero de todos.

A Zuckerberg no le gusta

Y no solo los usuarios parecen revelarse contra la práctica. También las propias plataformas sociales han empezado a sancionar este comportamiento. Facebook, el principal nido de clickbait, ha modificado el algoritmo que sirve las publicaciones para penalizar aquellas que ejecutan la práctica con descaro y reiteración. El sistema es sencillo. Facebook contabiliza el tiempo entre el clic del usuario en el post y su vuelta a la red social. En el caso del clickbait este tiempo suele ser mínimo y dado que Zuckerberg asegura que desea que el contenido de Facebook sea de calidad, muchas de estas publicaciones actúan de manera contraria al frustrar al usuario.