Quién iba a imaginar que después de 40 años iba a llegar alguien y pronunciar estos son mis principios, si no le gustan tengo otros con más desparpajo y soltura que el propio Groucho Marx. Parecía imposible, pero ahí está. Rivera, veletando conforme cambia el viento y volando siempre hacia el Sol que más calienta, ha optado por adaptar su discurso a lo que pueda mendigar al resto de partidos.

Como ya analizamos en este periódico, Albert Rivera hizo hace unas semanas una jugada bastante inteligente. Aprovechando el despiste del resto de partidos, que andaban ocupados haciendo la técnica del bicho palo, se puso ante los focos con su mejor traje de salvapatrias con el fin de abanderarse como el protagonista de la futura regeneración democrática. Y le quedó bastante bien. Lanzó seis condiciones al Partido Popular y advirtió severamente: "y no pienso cambiar ni una coma". 

Aunque todos sabíamos que en realidad las exigencias al partido conservador español eran puro teatro, Rivera mostró una firmeza que se echó de menos en su última campaña. Parecía que había vuelto a la luz, a intentar atraer votantes descontentos de la derecha y engatusarles hasta su particular mundo naranja. Pero no. Ayer patinó de nuevo, recordándonos que su papel en esta representación es la de ser, actuar y pensar como un cuñado.

Como no podía ser de otra forma, Rivera decepcionó a aquellos pobres inocentes que se habían creído lo de las seis condiciones. Tras decir que no iba a cambiar ni una sola coma, se puso a discutir con el PP qué era corrupción (en serio) y optó por matizar sus propias peticiones. Matices tan importantes como los del primer punto. Los investigados por corrupción tendrán que dimitir, pero solo aquellos que hayan sido acusados de "enriquecimiento personal" o "financiación ilegal". Vamos, que personas como Jordi Pujol, Chaves o Griñán no serían corruptos según su punto de vista. Bravo.

¿Por qué esta maniobra tan incoherente?

Tras haber quedado tan bien ante las cámaras de la tele nacional y recuperar algunos votantes de los que había perdido en la segunda vuelta, cuesta entender por qué Rivera ha decidido abandonar su dignidad precisamente ahora. Para entenderlo, en ELPLURAL.COM hemos hablado con Ana Salazar, Directora de Investigación y Estrategia en Redlines. Según reconoce, "la vehemencia no es buena aliada en los procesos de negociación. El objetivo de una negociación es llegar a un acuerdo entre las partes, en el que lógicamente todos acaban cediendo en algo, de lo contrario no sería una negociación sino una imposición. Desde este enfoque es normal que C´s acepte algunos cambios".

"En comunicación política hay una regla de oro: si tienes que dar explicaciones, ya has perdido".

Lo que ya no es tan normal es que "anuncies a bombo y platillo que no te vas a mover de tu sitio, para terminar moviéndote... implica cierto grado de torpeza o amateurismo. Porque el que quedas mal eres tú, que eres quien tienes que justificar la nueva postura, y en comunicación política hay una regla de oro: si tienes que dar explicaciones, ya has perdido".

Y en estos momentos el Gran Cuñado de España nos debe muchas explicaciones. "Aquí Rivera no ha estado demasiado fino", reconoce Salazar. "Debería haber expuesto públicamente su posición de una forma más abierta, como hizo Girauta ayer por la tarde en la comparecencia sobre los avances de la negociación, en la que llegó a responder a preguntas concretas permítame que no sea demasiado explícito porque estamos en un proceso de negociación o permítame que no le revele cosas que pueden crear un mal ambiente en la negociación, son respuestas tremendamente hábiles porque no revelan la línea de flotación, de esa manera resulta más sencilla una justificación posterior". Y es que, como ya hemos dicho en alguna ocasión, Rivera tiene la mala costumbre de ocultar sus cartas.

Esta misma tarde la formación naranja ha vuelto a acaparar los titulares, posiblemente con la intención de intentar quitarse de encima la mala imagen que se ha creado. En esta ocasión, han optado por dar un ultimátum de 48 horas al PP para cerrar un acuerdo. Es cierto, que tanto en la rueda de prensa de ayer, como en la de hoy, Girauta sí que ha sabido replantear las cosas: "ha utilizado una retórica que le permite transmitir la preocupación de Ciudadanos sobre el transcurso de los acontecimientos durante el proceso de negociación, lanzar la pelota sobre el tejado del PP (nosotros estamos dispuestos pero nos encontramos siempre con un NO por respuesta) refuerza la voluntad de desbloqueo de Ciudadanos. Es decir si esto no sale, es responsabilidad del PP”. 

De la regeneración, a la degeneración democrática

¿Puede regenerarse el Partido Popular con lo que queda de las vapuleadas peticiones de Rivera? "No sabemos si el PP conseguirá regenerarse o no, lo que podemos sospechar es que no será por la presión de C´s". Para Salazar, si el objetivo de Rivera es la regeneración del partido de Mariano Rajoy, "lo coherente sería hacer política desde el PP". 

Y quizás esto no sea ningún disparate. Mariano Rajoy dijo que "haría cualquier cosa" porque Ciudadanos le apoyase. La expresión cualquier cosa deja espacio para soñar. ¿Sería un disparate pensar que el líder popular le haya ofrecido algún asiento? ¿Alguno como la Vicepresidencia? Según Salazar, "estamos en una situación completamente fuera de lógica, por lo que podemos esperar que ocurra cualquier cosa. Dicho esto, sería un error que Rivera aceptase un puesto en un gobierno del PP. No saldría vivo de ahí (políticamente hablando), dejando una oportunidad de oro a una Inés Arrimadas cada día más fuerte". 

¿Por qué se ha pegado Rivera este tiro en el pie?

"Estamos en una situación completamente fuera de lógica, por lo que podemos esperar que ocurra cualquier cosa".

Para la politóloga la respuesta se encuentra en la naturaleza del propio partido, la cual "deja bastante claro que no nace con vocación de ser un partido mayoritario, sino de ser partido bisagra. Son partidos que con un apoyo relativo consiguen grandes cuotas de poder. Es una posición bastante cómoda".

Como reconoce Salazar, Ciudadanos se comporta de la misma manera que lo hacen los liberales en Alemania (FDP), "de hecho en el Parlamento Europeo están también adscritos a ALDE".

Qué trataba de conseguir Rivera, estratégicamente hablando, es todo un misterio. Pero lo que transmite es "que aspira a pasar a la historia como la persona que consiguió desbloquear España, cosa a la que podrá contribuir, pero de la que no es el actor principal".  

¿Cómo repercutiría a Ciudadanos este culebrón en una tercera vuelta?

Como ya comentábamos antes, el único partido que podría salir beneficiado de una tercera vuelta a las urnas sería el PP, aunque como recuerda Salazar, "también hay una parte de ego, de carácter y de oportunidad". Y por supuesto, el Gran Cuñado no iba a desperdiciar esta oportunidad de lucirse.

Ciudadanos trata de presumir de ser la bisagra, la puerta a una España mejor, el motor del cambio, el único que sabe cómo hacer las cosas. "Por tanto, va en su ADN intentar solucionar el problema del bloqueo. Su carácter de partido bisagra le permite sentarse con unos y con otros, y para ellos representa la oportunidad de 'tocar' algo de poder e influencia con 32 escaños, en caso de que lleguen finalmente a un acuerdo y en el supuesto de que Rajoy sea finalmente investido presidente".

Pero, ¿le hubieran salido mejor las cosas a Rivera si se hubiera acogido a la técnica del bicho palo? Según Salazar, "hasta donde sé el mejor sitio para jugar al bicho palo es el campo. Si te metes en política activa tiene que ser para moverte. Aunque ahora que lo dices, a Rajoy le ha funcionado muy bien hacerse el “tronco flotante”. 

¿Queda algo de coherencia en el juego de Rivera?

Entre una fauna y flora tan espesa, es difícil atisbar la coherencia política. Además de tragarse seis sapos que antes eran condiciones serias para formar Gobierno, Rivera también dijo que nunca apoyaría a Rajoy y mucho menos le investiría presidente. El próximo día 30, parece que serán los únicos que auparán al líder de un partido que un juez ha definido como organización criminal.

Le pregunto a Salazar si sabe dónde podemos encontrar la congruencia del discurso de Rivera. Según ella, "la coherencia está en su carácter de bisagra y la amplitud ideológica que antes comentábamos. Esto le permite negociar y apoyar tanto al PP como al PSOE. Otra cosa muy distinta es que el electorado lo perciba así".