Fotografía facilitada por el Ayuntamiento de Madrid de la alcaldesa, Ana Botella, que ha supervisado desde el Centro Integrado de Seguridad y Emergencias del Ayuntamiento de Madrid (CISEM) y en la calle el despliegue de la empresa pública Tragsa. EFE Fotografía facilitada por el Ayuntamiento de Madrid de la alcaldesa, Ana Botella, que ha supervisado desde el Centro Integrado de Seguridad y Emergencias del Ayuntamiento de Madrid (CISEM) y en la calle el despliegue de la empresa pública Tragsa. EFE



Se dice en un artículo de El País, este domingo, que Ana Botella “tiene hambre” de poder, de seguir decidiendo el día a día de los madrileños; que después de sus ocho años en La Moncloa y su etapa en el Ayuntamiento, la mujer de Aznar le ha cogido el gustillo a gobernar. Dentro del PP madrileño algunos, sin embargo, le ven como una kamikaze capaz de volar las aspiraciones del partido de mantener el feudo autonómico y municipal. La mala relación de su marido con Rajoy no la ayuda, pero ya se cuida ella a la hora de hablar sobre el presidente. En las elecciones de 2015 podría tener que vérselas con Aguirre. Tiene a su favor que es difícil que Rajoy permitiera que todo Madrid quedara en manos de Aguirre y su delfín, Ignacio González. Pero la huelga de la limpieza en la capital ha vuelto a poner en evidencia la inexperiencia y la ineficacia de la alcaldesa.

Falta de experiencia, tardanza a la hora de actuar
A Botella no solo le llueven las críticas desde fuera. Fuentes del PP han valorado a El País que falta “experiencia” en el Ayuntamiento, porque el exalcalde Gallardón se llevó una parte de su equipo. Desde el Gobierno de Ignacio González reprochan a Botella “la tardanza” con la que actuó en la crisis de los servicios de limpieza: 12 días, la capital de España inundada de basura, a los ojos de todo el mundo. Ya se encargó la prensa internacional en dar los detalles.

¿Por qué, por qué ella Gallardón?
Ahora, algunos en el PP lamentan que Gallardón optara por ella en 2011, cuando ya sabía que tenía un pie dentro de algún ministerio. Temen que el desastre electoral en la capital en los comicios de 2o15 arrastre consigo al Gobierno autonómico. Dicen que había tres o cuatro posibles candidatos en el Ayuntamiento con más solvencia, aunque admiten que todos grandes desconocidos y en cambio Botella es, al fin y al cabo, la mujer de un expresidente.

Su nefasta gestión de las crisis en la capital
Aunque algunos defensores subrayan que a Botella la atacan precisamente por eso, lo cierto es que su gestión ante las grandes crisis en Madrid ha sido nefasta. No parece que su política económica dé muestras de que va camino de solucionar el gran problema de la capital con su deuda. Sus errores durante y tras la tragedia del Madrid Arena no pueden justificarse. Tampoco su fuga a un balneario en Portugal mientras la capital lloraba a las cinco niñas muertas. Lo último, la huelga de la limpieza y su inacción.

La dama sonriente envuelta en pieles
Un artículo del crítico de cine Carlos Boyero hace un buen retrato de la alcaldesa madrileña en medio de este último conflicto: “Veo la fotografía de una dama sonriente y envuelta en pieles saludando con gesto eufórico en la madrugada a los que nos van salvar provisionalmente de la peste, de esas montañas de basura que unos vándalos (prolifera esta calificación, así como la de matones tabernarios, entre la modélica gente de derechas y los demócratas de toda la vida, para etiquetar a los que aúllan sin modales contra el abyecto estado de las cosas) se han empeñado en provocar y en esparcir”.

¿Nos la merecemos?
“Que Ana Botella deposite el encanto de Madrid en el relajante café con leche solo es una idiotez sonrojante. Que se largue a un relajante spa lisboeta cuando todavía están calientes los cadáveres de cinco crías, es infame. También que intentara escaquearse del inminente desastre de su ciudad. ¿Nos la merecemos? Yo, no”, añade Boyero en su artículo.

El capricho de Botella
A pesar de todo y contra todo, dicen en el círculo más próximo de Botella que está resuelta a seguir, que tiene hambre y mantiene sus aspiraciones políticas. Debe ser que a la colocada Botella poco le importa lo que opinan los ciudadanos de su gestión y que le va de capricho seguir siendo alcaldesa.

Cuestión de números
Es cuestión de números y el PP tendrá que hacerlos. En 2011, Gallardón consiguió el 49,7% de los votos, frente al 23,9% del PSM, el 10,7% de IU y el 7,9% de UPyD. Una encuesta de hace seis meses de El País reflejó una caída del PP hasta el 3,2% de los votos, si su cabeza de lista es Ana Botella. PSM e IU sumaban el 42,6% de los votos.