La Coordinadora 25S ha convocado una manifestacióin para este sábado por la tarde, coincidiendo con la segunda votación de investidura de Mariano Rajoy, para demostrar su descontento con lo que califican de Gobierno ilegítimo. De hecho, la movilización se ha publicitado como “Ante el golpe de la mafia, democracia”. Esta protesta pone en jaque -una vez más- la unidad de Podemos. Los pablistas abogan por la calle, mientras que los errejonistas advierten del peligro que supondría su presencia en las protestas.

Es de dominio público las diferencias existentes entre Pablo Iglesias e Íñigo Errejón en cuanto al formato de Podemos se refiere. El primero aboga por la construcción de un discurso más abrupto y rupturista, mientras que el número dos morado prefiere una fórmula más suave, capaz de seducir a una mayor base electoral. En este sentido, Pablo Iglesias pretende copar las calles y ya ha anunciado que se pasará a “saludar” a los manifestantes. Por su parte, el portavoz morado insta a reflexionar sobre su presencia ya que podría perjudicarles en el debate del hemiciclo.

Este miércoles, durante una reunión del grupo parlamentario Unidos Podemos, Errejón ha advertido que "ojo, que no nos encierren a hablar de si han volado tres latas y si condenamos eso o no. A ver si el día que el régimen hace la canallada nos ponemos a hablar de tres capuchas". A su juicio, la presencia de diputados de Podemos en la manifestación desviaría el debate.

El líder morado lo tiene claro. Ya anunció que se pasaría a saludar a los asistentes y su discurso durante la investidura de Rajoy, más duro y faltón que nunca, invita a pensar que Iglesias está decidido a mantener su postura de político de calle, encarnando la facción más académica de la construcción del discurso populista de Laclau.

Esta pequeña división es un capítulo más de las diferencias entre errejonistas y pablistas. Los primeros entienden que Podemos no debe abandonar las calles, pero tienen que moverse en clave institucional; mientras los afines a Iglesias optan por no perder la esencia con la que nació Podemos, dejando a un lado la vertiente más burocrática de la política.

Los carteles en el hemiciclo

La pasada semana vimos como Ana Pastor llamó al orden a Iglesias y compañía por portar carteles que criticaban la acción del Gobierno en funciones en cuanto a los CIEs se refiere. Los parlamentarios del grupo Unidos Podemos se levantaron y dejaron los rótulos en la bancada del PP. La pregunta es si Errejón hubiera protagonizado esa escena, ya que el portavoz no estuvo presente y protagonizó una de las fotografías de dicha jornada: se quedó encerrado en el ascensor. Una curiosa paradoja, ya que precisamente ha mostrado su preocupación de que la protesta rodea el Congreso les “encierre” en el debate de investidura.