Y por fin llegó el fin de semana, podrían pensar los socialistas. Unos días de descanso después de una semana en la que la crisis interna ha terminado de estallar hasta convertirse en una verdadera guerra civil. Pero para el PSOE la semana no ha terminado, aún queda lo más importante. 

Este sábado se reúne un Comité Federal en el que cerca de 300 militantes se ven las caras para intentar buscar una solución, para rehacer un partido con vistas al futuro. Esto es lo que quieren unos. Otros, prefieren seguir como hasta el momento.

Por primera vez en la historia, este Comité nos dejará una imagen peculiar: la de un secretario general, que muchos ya no consideran como tal, sentado en medio y rodeado por menos compañeros de lo habitual. Normalmente, son los miembros de la Ejecutiva los que se sientan juntos al secretario general en el estrado. Teniendo en cuenta que desde el miércoles hay 17 miembros menos, junto a Sánchez sólo se sentará la otra mitad que aún se mantienen como fieles a su liderazgo. En frente, los críticos y el resto de militantes.

Pero antes de que esto sea una imagen real, Sánchez ha decidido dar un último golpe sobre la mesa. Cerca de las 21:00 horas de la noche, comparecía en Ferraz para mandar un mensaje claro: este sábado tendrán que decidir entre él o Mariano Rajoy.

Dos opciones a debatir en el Comité. La primera, la que él propone que pasa por "celebrar un Congreso” y “que se celebre cuanto antes para que los militantes decidan con su voto” cuál va a ser el futuro del PSOE. La segunda, la que apoyan los críticos, una gestora. Aquí es donde ha llegado la advertencia de Sánchez: formar una gestora sería lo mismo que abstenerse ante una posible investidura de Rajoy y, si el Comité decide aprobar la abstención, entonces él dimitiría.

Según ha recordado, fue el primer secretario general elegido por los militantes y por ello: “Voy a defender que la puerta del voto de la militancia permanezca abierta y no se cierre nunca más”. Así se ha reafirmado. Y esto, después de que el Comité de Garantías del partido dictaminase que al faltar el 50% de la Ejecutiva, esta ya no existe. Para ellos está disuelta y hay que formar una gestora.

¿Y ahora qué? Pues este es el laberinto socialista a las puertas del Comité Federal.

Dos bandos definidos

Críticos y fieles. Así se organiza ahora el PSOE y cada bloque busca unos objetivos que difícilmente se cruzan.

Los críticos quieren aprovechar este Comité Federal para hablar de la crisis que vive el partido, para asumir que el PSOE lleva siete derrotas electorales consecutivas y que, por nada del mundo, los socialistas pueden formar gobierno con los independentistas y Podemos. Además, esta facción del PSOE se negaba a convocar un Congreso antes de que se formara Gobierno.

Las ideas de Sánchez son otras y se centran en hacer todo lo posible para gobernar, por hacer posible el llamado Gobierno del Cambio. Ya en el anterior Comité Federal la militancia aprobó decir “no” al PP y a Mariano Rajoy, por lo que la abstención era una posibilidad que no había que plantearse.

Ante la imposibilidad de formar un gobierno (no puede pactar ni con el PP, ni con los independentistas o Podemos, ni hacerlo en minoría), Sánchez movió ficha. Este jueves presentó su plan: primarias para el 23 de octubre y un Congreso Extraordinario para los días 12 y 13 de noviembre. Pero primero tiene que conseguir la aprobación del Comité de este sábado.

¿Qué dirá el Comité?

En este ambiente tan polarizado los socialistas tienen que votar. Lo que previsiblemente se va a acordar, en el mejor de los casos y si evitan protagonizar nuevas peleas y acusaciones, es el rechazo de las ideas de Sánchez. Él podrá asumirlo e irse, o no.

De momento, este viernes hemos sabido que Sánchez no tomará la palabra, algo inédito hasta el momento, y que dimitirá si se aprueba la abstención.

Si Sánchez hace oídos sordos…

Un nuevo bloqueo que dejaría al PSOE nuevamente enfrentado. Cuando llegue ese momento, ¿cuál podría ser el siguiente paso? Todo parece apuntar a los fieles, aquellos que todavía forman la ejecutiva, dejarían de ser tan fieles.

Con un Sánchez atrincherado, a sus seguidores no les quedaría más remedio que darle la espalda, dimitir y así, sintiéndose aún más aislado, que Sánchez anunciase su dimisión.

En los mentideros socialistas ya suenan algunos nombres que se atreverían a dar este paso. Entre ellos: Patxi López, Carmen Montón y Rosa Eva Díaz Tezano. Pero esta sería la última opción, el comodín que los socialistas preferirían no tener que usar. De hecho, ya están trabajando para evitarlo. Como explicamos en ELPLURAL.COM, ya hay personas manos a las obras para conseguir llegar a un acuerdo, para mediar entre ambos bandos, son los llamados cascos azules.

Tras la dimisión… ¿una gestora?

Los críticos abogan por ello, porque el partido quede en manos de una gestora que, según hemos contado en este diario, podría dirigir el presidente de Asturias, Javier Fernández. Pero sería una situación que, realmente, los estatutos del PSOE no contemplan. Mientras que regulan que a nivel autonómico y municipal se pueda formar una gestora, como pasó por ejemplo en Madrid y tras la sustitución de Tomás Gómez; no lo hacen a nivel nacional.

Sólo existe un precedente: tras la dimisión de Joaquín Almunia, fueron muchos los que le pidieron que continuase en funciones hasta que se celebrase un nuevo Congreso. En este caso, fue él el que se negó, el que reiteró su salida y, por ello, se formó la gestora. De momento lo que queda de la Ejecutiva fiel a Sánchez ya se define como "en funciones".

De momento, estos son los posibles caminos a seguir, líneas que se cruzan, se enfrentan y se separan en cada posición y que hacen del futuro del PSOE un laberinto a resolver. La primera parada para buscar esa solución: este sábado en el comité Federal.