“Ni Rajoy ni Sánchez”. “Pedimos a los dos responsables del bloqueo que den un paso atrás”. Así comienza el editorial de El País, del domingo 4 de septiembre. El periódico de Juan Luis Cebrián y, al parecer también, de Felipe González.

Es más, traslada la impresión de que el PSOE puede entrar en crisis, bien porque sus dirigentes de peso obliguen a Pedro Sánchez a abstenerse en otro intento de Rajoy, bien porque el propio Sánchez consiga seguir adelante en su insensato camino. A juicio del editorialista, el PSOE debería haberse abstenido en la investidura de Rajoy, para que hubiera conseguido formar Gobierno, por muy poco que lo mereciera. Esa posibilidad se ha esfumado, apostilla, por la insistencia de Sánchez en su viaje a ninguna parte. 

Insiste ese rotativo que, quizás, ha llegado al momento, como sugirió el viernes pasado Albert Rivera ante el Congreso, de que ambos políticos debieran dar un paso atrás. Una equiparación abusiva, sin duda. ¿Cómo se puede poner en el mismo platillo de la balanza un político de pasado limpio y futuro esperanzador, y un dirigente que, como mínimo, ha cerrado los ojos ante la corrupción y no parece capaz de remontar el vuelo?

Además, según las de El País, los dos son igualmente responsables de lo que está pasando. Pero ha ido más lejos aún, comparando de facto los errores de Mariano Rajoy con la tenacidad de Pedro Sánchez de intentar resguardar para el conjunto de España el espacio de la socialdemocracia, sin adulterarla.

¿Cabe seguir aguantando que el PP pueda continuar en el poder, lleno de corrupciones y con Mariano al frente? Un presidente en funciones, que ha tocado fondo, al enchufar en el Banco Mundial a un tipo llamado José Manuel Soria. Otro que se le asemeja está en París, José Ignacio Wert, también bendecido por su amigo monclovita.