La presidenta del PP de la Comunitat Valenciana, Isabel Bonig, compareció el viernes pasado ante los medios de comunicación después de que el juez del caso Imelsa haya imputado a sus concejales de Valencia y el partido haya reclamado a la exalcaldesa Rita Barberá que dé explicaciones. EFE



El viernes pasado, la presidenta del PP valenciano, Isabel Bonig, salió ante los medios de comunicación a anunciar la celebración de un congreso extraordinario para limpiar la imagen de “apestado” de su partido a raíz de los casos de corrupción que le afectan. Convendría recordar que quien pretende llevar a cabo tan noble empresa no está libre de ‘pecado’.

En su cuenta de Twitter, la dirigente del PP resumía así su proyecto de refundación:

 

La trama de las donaciones
Este lunes, El País desvela que Bonig, como hizo la cúpula del Ayuntamiento de Valencia, ahora investigada por supuesto blanqueo de capitales, pidió, en 2014 y 2015, donaciones para el partido a cargos públicos durante su etapa como consejera de Infraestructuras, y la solicitud no la hizo a través de los mecanismos del PP, sino desde la propia consejería.

El pedido de Bonig sorprendió a los afectados, pero la jefa de gabinete de la entonces consejera de Infraestructuras se encargó de recordarles que su puesto se lo debían al partido.

ELPLURAL.COM ya dio en anteriores informaciones detalles del carácter y maneras de Isabel Bonig, además de recoger su presunta implicación en la trama Púnica; pinceladas que ponen en cuestión la refundación del PP valenciano.

¿Quién es Isabel Bonig?
ELPLURAL.COM ya contó, en una información del verano pasado, que Bonig, admiradora de Margaret Thatcher, fue la dirigente que se opuso a que su partido devolviera todo lo malversado con la Gürtel.

La adjudicación de seis millones a la Púnica
En el sumario del caso Púnica, aparece su nombre por una adjudicación de seis millones de euros en su etapa como consejera de Infraestructuras. Esos contratos pudieron estar vinculados con la presunta financiación irregular del PP valenciano con Alberto Fabra.

En una de las conversaciones telefónicas grabadas en el marco de esta operación, uno de los empresarios de la Púnica, Alejandro de Pedro, le dice a David Marjaliza, el cabecilla de la trama e íntimo de Francisco Granados, que tiene “un contrato de 6 millones de euros de la Generalitat para el mantenimiento del metro de Valencia”.

La Guardia Civil sospecha que la trama Púnica financiaba al Partido Popular de Alberto Fabra a cambio de contratos públicos de la Generalitat. En otro de los pinchazos telefónicos, Alejandro de Pedro le dice a Marjaliza que va a reunirse la semana siguiente con “el presidente”, que según los investigadores es Alberto Fabra. De Pedro asegura que “el presidente” le va a “reclamar para la campaña” de los pasados comicios de 2015. En contraprestación, añade el empresario, él le va a pedir la adjudicación de algún concurso público.

La presidenta del PP de la Comunitat Valenciana, Isabel Bonig (C), y los tres presidentes provinciales del partido, José Ciscar (i), Vicente Betoret (2º ) y Javier Moliner (d), junto a la oordinadora regional, Eva Ortiz (2º i) comparecen ante los medios de comunicación después de que esta semana el juez del caso Imelsa haya imputado a sus concejales de Valencia y el partido haya reclamado a la exalcaldesa Rita Barberá que dé explicaciones. EFE



Una "ultracatólica"
En su etapa como alcaldesa de Vall de Uxó, Isabel Bonig era considerada una “ultracatólica, con relaciones íntimas con el clero”, según la opinión de personas que estuvieron próximas a ella. Reconoció como “alcaldes honoríficos” de ese municipio a imágenes religiosas, como la Sagrada Familia, la Virgen de los Desfavorecidos o el Santísimo Cristo, y promovía que las autoridades políticas presidieran procesiones.

"Dictatorial"
Fuentes consultadas por ELPLURAL.COM la describieron como una “conservadora en lo concerniente a derechos y libertades” y con un talante “dictatorial, impropio de maneras democráticas”, que dejó ver en su etapa en el Ayuntamiento de Vall de Uxó. “Los funcionarios estaban acojonados” y “uno de ellos la llevó ante los tribunales por acoso”, aseguraron esas fuentes.

En cuanto a aptitud para el consenso, el exalcalde socialista de la Vall d’Uixó Josep Tur explicó que veía a los grupos de otros fuerzas políticas como “enemigos”. “Todos los concejales independientemente del partido político teníamos una relación cordial fuera del Ayuntamiento, pero ella marcaba distancias, con un rencor y un odio a pesar de su juventud que sorprendía”, añadió Tur.

Protegida de Carlos Fabra y Camps
Bonig entró en el PP con 25 años y tuvo la suerte de que el exalcalde de Vall d’Uixó Vicent Aparici, en 2006, la eligiera a dedo para sucederle como candidata del PP local; una operación que tuvo el visto bueno de Carlos Fabra. Su segunda oportunidad llegó de la mano de Francisco Camps, a quien impresionó en un acto en 2007, y que le ofreció un cargo en la Generalitat.

De mayor, presidenta de España
Las fuentes consultadas por ELPLURAL.COM la de una mujer “muy a describieron como una mujer ambiciosa”, y lo mismo relató en El Temps Víctor Maceda: “El maestro del colegio Eleuterio Pérez de la Vall d’Uixó preguntó a los alumnos qué querían ser de grandes e Isabel Bonig, sin dudarlo nada, se afanó a decirle ‘presidenta de España’”.

Su encontronazo con los empresarios valencianos
Del carácter de Bonig también dio indicios su encontronazo con empresarios valencianos durante su etapa como consellera de Infraestructuras. Cuando los empresarios le reclamaron más fondos e inversiones en obra pública, Isabel Bonig les contestó que “el que quiera hacer política, que se presente a las elecciones”.