El Instituto Nacional de Estadística (INE) ha confirmado que el pasado mes de marzo la tasa interanual del Índice de Precios al Consumo (IPC) se situó en el -0,1%, después de que los precios subieran un 0,2% el mes pasado respecto a febrero. El dato definitivo es una décima menos del adelantado, que el INE había cifrado en -0,2%, pero sigue siendo un mal dato porque son siete meses ya con la inflación en tasas negativas o rondando el cero. Políticos y economistas discuten si estamos en deflación o no, discusión que a estas alturas no deja de ser nominalista o académica. Técnicamente España no ha entrado aún en deflación porque se tendría que registrar tasas negativas algunos meses más, pero lo cierto es que lo que ponen encima de la mesa la evolución del IPC es que la economía no se mueve, no repunta, en contra de lo que dice el Gobierno. Si todo fuera bien ni el Fondo Monetario Internacional (FMI) estaría preocupado ni urgiría al Banco Central Europeo a actuar. Ni Mario Draghi, presidente del BCE, hubiera dicho hace quince días que está dispuesto a actuar.

Por qué es un síntoma preocupante
El Banco Central Europeo nació con un único mandato: vigilar la inflación en la zona euro, que debe moverse en torno al 2% y -a ser posible- por debajo pero muy cerca de ese 2%. Ese mandato responde a la obsesión alemana con la hiperinflación porque los germanos tienen incrustado en su ADN que fue la hiperinflación lo que llevó a que Hitler se hiciera con el poder y Europa acaba metida en el peor conflicto bélico de la historia. La crisis financiera y la crisis del euro han forzado a los alemanes a dar más poder de actuación al BCE que, aunque todavía no funciona como la Reserva Federal norteamericana o el Banco de Inglaterra, ya tiene mandato para intervenir por ejemplo en las crisis de deuda.
La inflación está muy baja en toda la zona euro (entre el 0 y el 1) y en tasas negativas en los países del sur, lo que ha encendido todas las alarmas. Dicho en lenguaje llano, da igual deflación que baja inflación, porque si estamos lejos, muy lejos, del 2% es que algo no marcha en la economía europea. La caída constante de precios mete a las economías en una espiral infernal: los ciudadanos no consumen ante la expectativa de que los precios sigan bajando, las empresas no venden, si no venden tiene que reducir producción y por tanto despedir gente. A esto se añade que al bajar el valor de la economía de un país cuesta más pagar la deuda y en  España, con una deuda pública rozando el 100% del PIB eso es dramático. En definitiva, la baja inflación o deflación hace que los 'sacrificios' y recortes acometidos no sirvan para nada.
El FMI enciende la alarma
No es habitual que un organismo internacional interpele públicamente a otro sobre problemas y, mucho menos que le urja a actuar. El Fondo Monetario Internacional lleva meses pidiendo a la Unión Europea que s mueva, que actúe y que autorice al Banco Central Europeo a poner en marcha "medidas no convencionales" para reactivar la economía, lo que en otros palabras significaría que el BCE inyecte liquidez. La presidenta del FMI, la francesa Christine Lagarde, afirmó esta misma semana que "estamos preocupados por este riesgo potencial de las economías avanzadas y en la zona euro en particular", para advertir que "una baja inflación prolongada heriría tanto el crecimiento como el empleo". De nuevo nos encontramos con una señal de peligro al final del túnel.

El Gobierno niega problemas
Una vez más el Gobierno niega problemas con los bajos precios o que exista deflación. Su principal argumento es que el IPC estuvo en tasas negativas durante ocho meses consecutivos en 2009, durante el Gobierno Zapatero y que ahora 'solo' llevamos siete meses. Se olvidan que en 2009 tanto Mariano Rajoy como, sobre todo, Dolores de Cospedal, afirmaron que España estaba en deflación, que eso era un tragedia y síntoma de que el país se hundía. Para Cospedal lo que valía en 2009 ya no vale ahora. Algunas diferencias sobre lo que ocurrió entonces son, por ejemplo, que en 2009 España veía de una inflación muy alta y la corrección de precios era necesaria. Ahora venimos de una inflación baja. En 2009 ni el Fondo Monetario Internacional ni el Banco Central Europea hablaban de riesgo de deflación. Ahora sí. Por cierto, en su último informe el FMI dice textualmente que España es el país de la UE con mayor riesgo de entrar en deflación.