Andaba yo desazonada con el caso de este hombre, Jesús Sepúlveda, a quien al principio parecía le iban a mantener el puesto de trabajo pero que al final no, “nos ha parecido oportuno terminar esa relación laboral” dijo su jefa del PP, María Dolores de Cospedal, con un tonillo que me pareció cruel. Sabiendo cómo se las gasta el Gobierno de Rajoy con los trabajadores, me temí lo peor. ¿Qué alegarán como causa? ¿Habrá habido mutuo acuerdo? ¡Con la de años que ha currado para los de Génova!

A dos velas

O vete a saber si no le habrá puesto el propio PP un abogado que le defienda de ellos mismos. Porque encima, con un poco de mala suerte, el partido que está en el Gobierno igual cae en la cuenta de que, dada la compleja situación judicial de este señor, a lo mejor sería recomendable depositar el finiquito, indemnización o lo que se tercie en el juzgado y que el juzgado resuelva lo que sea, no vaya a ser que en una de estas gracias de los jueces, les dé por pedirle una fianza gorda y él diga que no tiene, después de haberle abonado a saber cuánto. Quedarían fatal. “¡Hombre Jesús, que has cobrado una pasta, no tengas morro!” Sí, sí, mejor evitarlo. O sea, que igual se queda a dos velas.

Ana le va a crujir
Sin olvidar que encima tendrá que pasar pensión alimenticia o similar ya que está separado o divorciado o tampoco se sabe muy bien qué -porque esta familia es de muchas dudas- de una ministra que se llama Ana Mato. Y si no estuviera pagando lo que le corresponde le van a crujir, pues su exseñora ha dicho en el Congreso sobre las cosas de que se le acusa a él que “están culpando a una mujer de lo que ha hecho un hombre”, lo que en clave femenina indica que está que trina y más vale que Jesús se ate los machos en el sentido que se le quiera dar a la palabra.

Un buen tipo el director de RRHH del PP
Pero hoy todo ha cambiado. He leído un comunicado del Partido Popular hablando de otro despedido suyo (no paran), este Luis Bárcenas, que también tenía problemas con la justicia y al que achacan papeles irregulares, en fin un lío. Bueno, resulta que cuando dijeron que le habían despedido en el año 2009 (tampoco sabíamos cómo), pues no era así del todo. Le dieron un finiquito que estaba tan bien, que le podían pagar hasta la fecha tirando de esa cantidad e incluso cotizándole la seguridad social. Para que no se sintiera solo le dejaron además un despacho y dicen que hasta secretaria para tener alguien con quien criticar a la empresa que es lo que se hace en estos casos. Un buen tipo ese director de recursos humanos del PP.

Esto es ya otra cosa. Se ve claramente que los malos tragos los reserva el partido de Jesús para los que no son de casa, o sea el resto, es decir, la mayoría del país. Pero ¡qué caray! Cuidan de los suyos. Es emotivo. Quien iba a decir que tenían corazón.

Aurora Moya es periodista