De todo lo ocurrido, no se dirimió responsabilidad penal alguna. Tampoco ingresó en prisión el responsable por entonces de Goldman Sachs, que en justo premio a su buen hacer, es ahora el presidente del Banco Central Europeo. Pero Grecia, como el resto de países intervenidos, hubiera sucumbido igual con un gobierno más honesto. La tragegia griega no ha hecho sino comenzar. El primer ajuste supuso un recorte de entre el 20% y el 40% de las pensiones del país, el despido de 150.000 funcionarios, y una reducción en la misma cuantía (del 20% a un 40%) respecto a quienes conservaron su función pública. A ello hubo que sumar toda una serie de privatizaciones en masa, que han dejado al Estado griego reducido a la mínima expresión.

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