En 1998, fue el entonces presidente José María Aznar quien aprobó la subvención, que gestionó Esperanza Aguirre al frente del ministerio de Educación y Cultura.

Buen trato a Aznar
La Real Academia de la Historia, institución dirigida por el historiador y economista Gonzalo Anes, Marqués de Castrillón, ha sido la encargada de llevar a cabo esta obra. El pasado jueves, en su presentación, con la presencia de los Reyes y la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, Anes expresó su agradecimiento a Aznar por financiar el proyecto, llegando a decir que en la Academia “nos sentimos deudores” del expresidente. Y se nota. Se ha tenido especial cuidado de no mencionar aspectos polémicos de su gobierno.

Se oculta, por ejemplo, su política de acercamiento de presos etarras durante la tregua de 1998 y su intento de manipulación informativa tras los atentados del 11-M. Por otra parte, se relaciona la caída de su Gobierno con “el aprovechamiento, desde la oposición socialista, del hundimiento del petrolero Prestige”.

"Vigorosos", Aznar y Aguirre
El diccionario halaga las políticas neoliberales de Aznar, durante su etapa al frente del Gobierno, y de Esperanza Aguirre, en el ámbito de la Comunidad de Madrid. Estas páginas, escritas por Manuel Jesús González González, secretario de Universidades en la época de Aznar, califica de “vigorosos” los procesos de privatización emprendidos por ambos políticos.

Negrín y su "gobierno prácticamente dictatorial"
Refiriéndose a Manuel Azaña, el diccionario afirma: “Su situación se agravó durante el Gobierno, prácticamente dictatorial, del socialista Negrín, en coalición con los comunistas, en la última fase de la guerra”. El autor de la entrada, Carlos Seco Serrano (un historiador que ha alabado el trabajo del franquista Pío Moa), añade que Azaña “se vio anulado por la iniciativa revolucionaria de las sindicales obreras armadas; pero se le mantuvo en el poder para que llenase, de cara a Europa, la imagen de un republicanismo democrático que estaba muy lejos de reflejar la auténtica realidad de España en aquellos momentos”. Sobre Franco, en cambio, escribe que “montó un régimen autoritario, no totalitario”.

Carrillo, "terror revolucionario"
En el apartado referido a Santiago Carrillo Luis Arranz Notario, escribe que “aplicó una política de terror revolucionario que compartieron todas las organizaciones del Frente Popular. […] Coincidió así con los asesinatos de Paracuellos y Torrejón de Ardoz, donde varios miles de personas de toda edad y condición, en gran parte sacadas ilegalmente de las cárceles madrileñas, fueron fusiladas sin más. Carrillo nunca ha asumido su responsabilidad en estas matanzas”.

Franco, un régimen autoritario, pero no totalitario
El diccionario está lejos de ser objetivo, a pesar de lo que anuncia en el prólogo. Luis Suárez, encargado de la reseña de Franco, preside la Hermandad del Valle de los Caídos. Según Suárez, el dictador “montó un régimen autoritario, pero no totalitario, ya que las fuerzas políticas que le apoyaban, falange, Tradicionalismo y Derecha, quedaron unificadas en un Movimiento y sometidas al Estado". La obra muestra a Franco como un dirigente “católico, moderado e inteligente”.