Sábado deluxe ha sacado a la luz las cintas con las que supuestamente Bárbara Rey chantajeó al CNI (antes CESID) y a Juan Carlos I tras poner fin a su relación sentimental.

Todo ocurría cuando María Patiño preguntaba a los colaboradres del programa por qué no se trata igual a la vedette y a otras exparejas del monarca, que supuestamente también han recibido dinero de las arcas del Estado para que guardaran silencio sobre su vida con el que fuera jefe del Estado.

"Las demás señoras no han presionado a nadie en una relación para que siguieran alimentando su vida o sus arcas y Bárbara Rey sin ninguna duda sí", respondía rotundo Kiko Matamoros.

"Y lo digo y me pueden llevar donde quieran y lo mantendré: he oído una parte de unas cintas que hace llevar Bárbara Rey a la revista Interviú para que lo supieran en La Zarzuela en media hora -porque sabían que le habían grabado- donde habla en términos que no pueden reproducirse públicamente porque hubieran sido un escándalo de tal tamaño que todo esto de lo que estamos hablando es una broma", anunciaba el colaborador.

Según explicaba a sus compañeros en la cinta que escuchó él, Juan Carlos I "habla de su mujer, de su hijo, de sus hijas, en términos que no se pueden reproducir".

Unas cintas que Bárbara Rey habría puesto en circulación en los años 90 para obtener rédito económico de la relación. "Las manda con la intención de que se sepa que si no recibe una compensación las va a publicar y para que se sepa que hay varias copias que están a buen recaudo. El que quiera saber de esto que hable con [Juan Luís] Galiacho", explicaba Matamoros sin querer mojarse en exceso para evitar problemas legales.

"Yo lo que escucho es el contenido de una cinta, pero hay un señor que es intermediario que señala Bárbara Rey que es el encargado de negociar con Interviú. Por supuesto que sabía, porque no es tonta, que no se iba a publicar porque no hay ningún medio en este país capaz de hacer eso en ese momento. Pero sí saben que hay medios fuera, en Italia o Alemania donde sí pueden publicarlo y hay que callarle la boca a esa señora con dinero", añadía sobre la forma en la que el CNI y La Zarzuela autorizan el pago a la vedette.

"Hay un acuerdo de pagarle 500 millones de pesetas de la época durante diez años, 500 millones al año más una entrega que se hace previa de 100 millones de pesetas y de otras prebendas como son la presentación de programas en televisiones públicas", decía.

Unas acciones que no solo iban orientadas a obtener dinero, sino también en evitarse problemas físicos: "Era tan sumamente inteligente que sabía que hacer eso era un salvavidas para ella económico y físico". 

Políticos interesados en las cintas para chantajear al Rey

María Patiño, conocedora de la historia a la perfección, pedía a Chelo García Cortés, una de las grandes amigas de Bárbara Rey que contara "sin mentir" si había políticos que estaban detrás de las cintas para obtener un rédito personal con ellas.

Cortés, lejos de cortarse, llegaba a dar un nombre: "En la época había una persona que era Mario Conde, que estaba interesado en esas conversaciones, había un político que ya está muerto y que era un íntimo amigo del Rey".

"Kiko no miente porque esas cintas las hemos escuchado en muchas redacciones", explicaba al respecto.