Iker Jiménez ha acabado este domingo la última entrega de Cuarto Milenio con la original reflexión que realiza a la audiencia. En este caso, el presentador de Cuatro ha querido hablar sobre la "trampa de la audiencia", o por cómo se decide hablar de temas que interesen al público para mantener la audiencia o innovar y buscar nuevos nichos en los que ofrecer cosas nuevas al espectador. "Programas fáciles o difíciles, ahí está el dilema", indicaba como resumen.

Así, el de Milenio Live contó una anécdota de un compañero suyo que, tras tratar un tema de psicofonías en su programa y cosechar muy buen éxito, le preguntó si debía continuar apostando por ese tipo de temas, aunque se alejasen un poco del contenido original de su espacio.

La respuesta de Jiménez fue cristalina: "Si tú estiras por ahí, vas a hacer otro programa y va a tener buena audiencia. Harás un tercero y tendrá menos audiencia, y otro cuarto con todavía menos audiencia, en los números que tenías antes. Tú en el proceso te habrás gastado, no habrás sido el mismo, lo habrás hecho solo por audiencia y el mismo directivo que te había animado te dirá que ese no era el camino. Más sabe el diablo por viejo que por diablo".

Así, contaba su propia experiencia: "Que no me escuchen los directivos de esta cadena o de cualquiera. Si ven esos números pueden pensar que soy tonto por no seguir con eso. A mí me han dado siempre libertad absoluta para elegir mis temas, pero imagínense que tienes un tema y de repente se convierte en un pelotazo. Ahí surge el dilema de hacer lo fácil y estirarlo, o apostar por otras cosas más complicadas o arriesgadas. Programas fáciles o difíciles, ahí está el dilema".

"Ustedes, los que están ahí, detectan que uno no hace la cosa por pasión, porque le gusta y por creencia. Se dan cuenta de que están estirando el chicle y hay una cosa que se rompe", indicaba el comunicador, que tenía claro cuál es y será siempre su criterio. "Me siento mucho más orgulloso de tocar un tema difícil, que no tiene elementos audiovisuales potentes y hay que echarle mucho ingenio para abordarlo. Siempre hay que estar explorando, investigando, sorprendiendo, mirando nuevas fronteras. Es más fácil hablar solo de cosas de miedo y espiritismo, que son muy lícitas y se pueden abordar y salpimentar, pero, como te dediques solo a eso, el público y los directivos te lo echarán en cara porque en este mundo todo fluye y nada se detiene".

"Este consejo de tu amigo no lo aprueban el 99% de los que saben de tele, de los directivos e incluso de los espectadores, que lógicamente te van a pedir más de eso. Más de lo fácil y de lo que les gusta a ellos. Esos mismos espectadores serán los mismos que te abandonen diciéndote que no sabes hacer otra cosa", reflexionaba al respecto Iker Jiménez, bautizándolo como la "trampa de la audiencia".

"Cuántos he visto yo que por una audiencia concreta tiran por ahí. Ellos mismos ya no hacen lo que hacen con el sentido real con el que lo hacían en un principio, lo siguen haciendo solo para retener a la audiencia. Yo únicamente he aprendido una cosa en todos estos años, que nadie puede retener a la audiencia. Hay códigos muy sutiles que ustedes detectan y por eso no se les engaña tan fácil. Hay caminos y atajos, y otros recorridos más pedregosos, y creo que ustedes detectan ese esfuerzo que otros hacen por entretenerles y por eso disfrutan más de los caminos pedregosos", concluía.