El cómico pasaba hace unos días por el podcast La Cafetera, el espacio de actualidad en el que el periodista Fernando Berlín trata las últimas noticias y realiza diversas entrevistas. En esta ocasión, dio un micrófono a Facu Díaz, para hacer un repaso tanto a su carrera profesional y los proyectos que desarrolla a día de hoy, como para hacer análisis de algunos temas que este humorista, caracterizado por su contenido político, lleva a sus espectáculos.
Sin esconderse, Facu Díaz siempre se ha mostrado muy ideológico, llevando la política a su comedia y afirmando ser, sin titubeos, de izquierdas. "Cada vez me gusta más llamarme a mí mismo progresista, a muchos les suena mal pero no entiendo por qué, cuando es algo positivo", contaba a Fernando Berlín. En este sentido, explicaba que en estos últimos años, en los que se ha cargado enormemente de desprecio este concepto, él se ha ido considerando cada vez más un 'progre'. Su entrevistador le preguntaba, también, por cómo llevaba las críticas a sus propuestas humorísticas, ante este momento de crispación que existe en torno a la izquierda, Díaz lo tuvo claro para contestar "con 20 años me estaban temblando las piernas en los tribunales (por distintos chistes), aquello me puso el listón tan alto que no me intimida el 'hate' que recibo en redes". De esta manera, explicó que aquella experiencia le vacunó, tal y como explicó hace unos años en una entrevista en Hora 25 donde expuso que se dio cuenta de que aquello fue una campaña contra Podemos y el tema no iba verdaderamente con él, por lo que, a día de hoy, ese tipo de críticas no le alteran.
Fernando Berlín quiso aprovechar la oportunidad de estar charlando con el humorista para hacer un análisis político, así como una radiografía de la derecha y la extrema derecha. Siempre pendiente de la actualidad y del pensar de las personas que siguen a los partidos políticos, Facu Díaz contó que entra a Twitter a diario porque le parece "una ventanita muy interesante para saber cómo se están comportando" y entender, así, circunstancias previas o posteriores. Puso el foco en estas últimas semanas, afirmando que están siendo especialmente interesantes para "saber cuál es el ambiente en cada sector político y observar un crecimiento de ese espíritu que tiene siempre últimamente la derecha que les lleva considerar que a este gobierno le queda un día, que está al caer".
En otro punto, Facu Díaz quiso poner el foco sobre la estrategia que siguen los partidos, "practicando la derecha un victimismo o mostrándose en inferioridad respecto al gran poder". Así, explicó que uno de los primeros temas que lanzó la extrema derecha hace unos años para atacar a la izquierda fue el marxismo cultural, exponiendo que "ahora ya no hablan demasiado de ese concepto porque ha cuajado más lo 'woke', pero en aquel momento hablaban de universidades y medios de comunicación impregnados de ideología marxista y antisemita".
Avanzando en la conversación, el humorista afirmó que se encuentra en un punto en el que, a pesar de pertenecer a una izquierda que siempre ha visto a España como un país muy conservador, se siente optimista al observar que sigue teniendo, en los últimos años, tanta fuerza el progresismo.
Se está logrando esquivar "esa fiebre xenófoba y tan dolorosa que hay en otros lugares donde la extrema derecha está llegando a los gobiernos
Para cerrar el apartado político de la entrevista, el periodista Fernando Berlín quiso poner sobre la mesa el tema del calado de los mensajes de la extrema derecha en la juventud. En relación a este asunto, Facu Díaz piensa que siempre ha resultado muy atractivo lo prohibido, y que, en este sentido, a los jóvenes no deja de llamarles la atención "lo escandaloso que es referirse a los símbolos de la dictadura como algo rebelde". Son un tipo de imágenes que se están extendiendo, si bien considera que, a nivel ideológico, esas ideas no están penetrando tanto como parece. "Me parece que es más una suerte de moda que una adoración real a lo que viene a ser el franquismo como concepto". En este sentido, afirmó tener la sensación de que los jóvenes, ahora, ayer y en el futuro, van a hacer lo que parezca mal y lo que en el momento determinado pueda molestar a sus padres, la rebeldía que caracteriza esas edades. Un problema que cree no alcanzar una magnitud mayor, aunque sí afirma que, quizás, pueda estar pecando de un optimismo que pueda ser ingenuo y se equivoque.