Últimamente, el Festival de Eurovisión se está alejando del concepto por el que fue concebido y se está convirtiendo cada vez más en una herramienta política. La victoria concedida a Ucrania en 2022 por la solidaridad de la audiencia frente a la guerra fue uno de los grandes ejemplos de este giro. Los críticos señalaron que la política no debería tener lugar en un evento cultural internacional mientras que otros recalcaron que esa naturaleza internacional es lo que justifica la votación libre.

Oficialmente, el festival se mercantiliza como una competición “apolítica”, según Vox, pero Eurovisión siempre ha tenido un componente político. Los artistas seleccionados tienen espectáculos preparados cuidadosamente dado que son, para muchos, la primera impresión que emiten hacia el exterior. El director ejecutivo del festival, Martin Österdahl contó en una entrevista que “Eurovisión es como un registro de lo que ha sucedido en Europa”, de acuerdo con The Guardian.  

Decisiones incoherentes

El foco de las críticas está en la participación de Israel en la competición de 2025. Israel se ha visto envuelto en varias guerras en oriente medio este año: en Gaza, en el Líbano y ahora en los Altos del Golán en la frontera siria. Han muerto casi 45.000 personas en el estrecho de gaza, según Statista y otros 3.000 en el Líbano según PBS.  Bajo circunstancias similares, Rusia fue expulsada de la competición hace dos años.

La participación de Rusia en Eurovisión fue prohibida debido a su invasión de Ucrania en 2022. La organización declaró que: “A la luz de la crisis sin precedentes en Ucrania, la inclusión de la entrada de Rusia en el concurso de este año haría que la competición entrara en desprestigio”.  

La participación de países como Azerbaiyán, que tiene un historial de violaciones a los derechos humanos y que sigue sufriendo acusaciones de tortura por parte de las fuerzas policiales a personas custodiadas según un informe de Human Rights Watch, pone de relieve la incongruencia entre las reglas de la competición y las actuaciones de la organización.

Parte de la decisión de mantener a Israel en la competición emana de los apoyos por parte de la Unión Europea de Radiodifusión (UER), órgano encardado de la competición. En el caso de Rusia, los países miembros de la organización tienen una visión bastante homogénea respecto al país soviético, mientras que la opinión sobre Israel es más difusa en algunos países y hay una opinión menos consensuada.

La censura de iconografía palestina

Las reglas del UER, promulgados en 2024, prohíben la entrada de banderas de países no participantes en la competición en el estadio. Por ello, este año se censuró la actuación del cantante Eric Saad por llevar un pañuelo palestino a la muñeca. La UER informó en un comunicado que: “Eurovisión es un programa en directo. Todos los artistas son informados de las bases del concurso. Lamentamos que Eric Saade haya optado por ignorar el carácter apolítico del evento", según El Mundo. La decisión fue objeto de mucha crítica, junto con la exigencia de la organización de que la representante irlandesa borrase un mensaje de su cuerpo que pedía el alto de fuego en Palestina, según Público.

En la edición de 2024 también se prohibió la bandera europea, objeto de mucha controversia, especialmente por redes sociales. La vicepresidenta de la comisión, Margarita Schinas, tuiteo que “Eurovisión es primordialmente una celebración del espíritu europeo”. “La bandera de la Unión Europea es símbolo de esto”, añadió, según Le Monde.

La historia de Eurovisión

La primera Eurovisión se celebró en 1956 entre Países bajos, suiza, Bélgica, Alemania, Francia, Luxemburgo e Italia. Pese a ser la idea de la Radiotelevisión italiana, se emitió en Suiza por cuestiones técnicas.

Inicialmente, cada cantante presentaba canciones en su idioma nativo, pero con el paso del tiempo y con la popularización del programa, esto empezó a cambiar. La organización del concurso explican como las canciones se empezaron a escribir a inglés para “asumir letras más universales”.

Israel fue el primer país fuera del continente europeo en participar en la competición. Tess Megginson, estudiante de doctorado de historia europea, contó en una entrevista en Vox que, en 1978, ganaron la competición, pero en Jordania -miembro del UER pero que no participó- no emitió el espectáculo de Israel. Cuando estaba claro que Israel iba a ganar, dejaron de emitir el programa y anunciaron que había ganado Bélgica.

Con el paso del tiempo se unió más participantes tanto de la unión como de fuera. Pese a las interferencias políticas, Eurovisión es el concurso musical internacional con mayor antiguedad.

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