El cáncer se ha convertido en una de las grandes preocupaciones tanto de la población en general, como de las autoridades médicas y científicas, que buscan a través de diferentes investigaciones soluciones para una enfermedad que afecta a millones de personas.

En la actualidad, uno de los que ha experimentado una prevalencia creciente en todo el mundo es el de cabeza y cuello, y lo hace sin que, por el momento, exista una terapia que ayude a frenar su avance.

La razón, según explica Gonzalo Fernández-Miranda, radica en su mal pronóstico y en la ausencia de terapias eficaces lo que, a su vez, se debe “a que se detecta tardíamente, en estadíos avanzados, y por este motivo muchos de ellos ya han hecho metástasis”. Esta palabra encierra una connotación negativa desde un punto de vista médico, pero adquiere tintes de maldita para pacientes y familiares. Significa que el abordaje de la enfermedad es más complejo.

Fármaco inmunoterapéutico

Fernández-Miranda, del Instituto de Investigación Biomédica de Barcelona (IRB), es el líder de un proyecto con el que se persigue un mejor tratamiento de los cánceres descritos. Lo hace utilizando una aproximación inmunoterapéutica, que se ha sido validada con “pruebas de concepto a nivel genético”.

Ya ha sido probado en un modelo de cáncer oral en ratones, a los que se ha quitado un gen fundamental para el crecimiento del tumor. Eliminar este gen tiene un doble efecto. Por una parte, según señala, “induce toxicidad selectiva en la célula tumoral y, por otra, activa el sistema inmune contra el tumor”.

Una terapia basada en la inhibición de este gen, que es lo que haría este fármaco, “sería muy potente”, destaca este científico. El avance resulta todavía más importante si se tiene en cuenta dato escalofriante dato incidencia de este tumor. A día de hoy, 6 de cada 10 enfermos de cáncer de cabeza y cuello fallecen en el marco de los cinco años posteriores al diagnóstico.

Fases iniciales

El camino es largo, puesto que, como reconoce el líder del proyecto, “nos encontramos en las primeras etapas de la llamada fase de ‘descubrimiento del fármaco’ y una vez lo tengamos pasaremos a la preclínica, es decir, probaremos el modelo en animales para, a continuación, llegar a los ensayos clínicos”. Un trabajo arduo que puede prolongarse durante una década antes de que llegue a los enfermos.

Es un período largo, sobre todo para los pacientes, pero necesario para que este fármaco ‘active’ el sistema inmune que será el que se enfrente al tumor.

Precisamente, la técnica en la que se basa esta investigación es una de las más utilizadas y estudiadas ahora mismo para luchar contra muchos tipos de cáncer. “El potencial de la inmunoterapia es enorme”, subraya Gonzalo Fernández-Miranda, “aunque todavía queda mucho por hacer”.

En el caso concreto de este fármaco, éste se sirve del sistema inmune de la persona para luchar contra el cáncer, induciendo citotoxicidad selectiva en las células malignas.

Proyecto seleccionado

El proyecto de este nuevo medicamento inmunoterapéutico para los cánceres avanzados de cabeza y cuello ha sido seleccionado por el programa CaixaImpulse de Obra Social “la Caixa”.

La elección, a juicio de quien está al frente del mismo, supone “adquirir el conocimiento necesario para llevar la tecnología y los descubrimientos que hemos logrado en el laboratorio a la clínica. Este programa nos ofrece las herramientas para hacerlo con financiación, formación, marketing, ordenamiento jurídico…”, en definitiva, con la vista puesta en el futuro éxito de este fármaco.

La consecución de esto sería más que destacada puesto que, solo con respecto a España, la incidencia de esta patología es superior a la media del conjunto del Viejo Continente, con 15.000 nuevos casos detectados cada año.

Del mismo modo, otro aspecto a subrayar de esta investigación es que, de su éxito, además de derivar tratamientos más eficaces y mejor calidad de vida para los afectados por este tipo de tumor, podrían beneficiarse, potencialmente, los pacientes enfermos de otros cánceres como el pancreático y el colorrectal.

De ahí la importancia de ayudas como la que supone CaixaImpulse, puesto que “nos permite iniciar el desarrollo del fármaco para que algún día llegue a los enfermos”, concluye Fernández-Miranda.