Los ciclistas son uno de los colectivos más vulnerables en la carretera. Su escasa protección -eso tan típico de que su cuerpo es el chasis- y el recelo que provocan en muchos conductores hace que estén expuestos al peligro y a los accidentes de tráfico cuando salen a la carretera. El Código de Tráfico y Seguridad Vial establece que, para adelantar a un ciclista en carretera se debe respetar una separación lateral de 1,5 metros. El objetivo es no golpear al ciclista o desestabilizarlo, algo que esvital cuando el que adelanta es un autobús. Para mostrar la importancia de esa regla, es habitual que a algunos conductores de autobús se les ponga en la piel de un ciclista para comprobar el efecto, y el miedo, que genera su paso demasiado cerca. Un experimento que, grabado en vídeo, capta reacciones llamativas.

En concreto, se ha vuelto viral el vídeo de un grupo de conductores de autobús en Costa Rica, colocados en bicis estáticas a los que otro compañero adelanta a menos de 1,5 metros de distancia. El pánico se hace presa de uno de ellos, que sale huyendo de su bicicleta cuando ve al autobús acercarse. "Parece que se lo lleven a uno", dice tras el experimento, ante las risas de sus compañeros.

Este experimento no es novedoso. En otros años también se ha visto el efecto en otros grupos de conductores en Costa Rica, o Brasil.

El reglamento de Tráfico, en su artículo 85.4, señala que los adelantamientos a bicicletas deberá realizarse manteniendo, como mínimo 1,5 metros de separación lateral. Y, el coche que adelanta, puede incluso ocupar parte o todo el carril contrario si es seguro, para alejarse lo máximo posible del ciclista, incluso aunque para ello tenga que cruzar una línea continua, como explica la DGT.