El verano es sinónimo de sol, playa y actividades al aire libre. Sin embargo, también trae consigo un aumento en las picaduras de medusas, mosquitos y otros insectos, que pueden desencadenar reacciones tóxicas y alérgicas. Estos encuentros, aunque a menudo subestimados, pueden tener consecuencias serias para la salud.
Los riesgos del verano
Durante el verano, la mayor exposición a espacios naturales como playas, bosques y parques aumenta la probabilidad de contacto con criaturas que pueden causar picaduras. Entre las más comunes y peligrosas se encuentran las medusas en el mar y los mosquitos en tierra firme, además de otros insectos como avispas y abejas.
Medusas: Frente a lo que se suele pensar, las medusas no pican, sino que generan reacciones de urticaria en la piel al liberar toxinas al contacto de sus tentáculos. Una reacción que puede causar desde una irritación leve hasta dolor intenso, urticaria y en casos raros, reacciones alérgicas graves conocidas como anafilaxis. Algunas especies, como la medusa caja, pueden ser letales.
Mosquitos: Los mosquitos son considerados el animal más mortífero para los seres humanos, con una cuenta de cerca de un millón de fallecidos a sus espaldas. La razón es la cantidad de enfermedades que pueden transmitir, aunque en España es casi anecdótica su peligrosidad y no existen enfermedades endémicas.
Sin embargo, el aumento de presencia en verano del mosquito tigre merece una mención. Sus picaduras son dolorosas y pueden provocar una reacción tóxica muy molesta. Y, aunque no transmite enfermedades en la actualidad, sí pueden darse casos de mosquitos que se contagien de dengue o chikungunya al picar a personas con casos importados.
En el caso del mosquito Aedes aegypti, que puede transmitir la fiebre amarilla, desde 2008 solo hay casos registrados en Canarias. Y sí pueden darse casos, especialmente en las marismas del Guadalquivir, de casos de fiebre del Nilo Occidental, que se presenta con cuadros similares a la gripe o sin síntomas.
Más allá de estas enfermedades, existe la reacción tóxica a la picadura. “Los mosquitos raramente causan reacciones alérgicas reales, normalmente se tratan de reacciones locales exageradas por la toxicidad de las sustancias que inoculan los propios insectos, como anticoagulantes y enzimas”, nos explica la doctora Mar Fernández Nieto especialista del Servicio de Alergología del Hospital Universito Fundación Jiménez Díaz.
Abejas y avispas: Las picaduras de estos insectos son dolorosas y pueden causar reacciones alérgicas severas. Las personas alérgicas al veneno de estos insectos pueden sufrir anafilaxis, una emergencia médica que requiere atención inmediata.
En cualquier caso, “cualquier reacción exagerada de más de 10 centímetros en el lugar del contacto o la picadura, acompañada de síntomas generales como urticaria, mareo, vómitos etc. debe consultarse de inmediato a un médico”, subraya la doctora Fernández Nieto.
Prevenciones a tomar
La prevención es la mejor estrategia para evitar las picaduras de estos animales.
En el caso de las medusas, hay que evitar nada en áreas donde se han avistado estos animales. Si vamos a estar en una zona propensa a las medusas practicando deportes como el surf se deben usar trajes de baño protectores que cubran la mayor parte del cuerpo. Y conviene informarse de la situación del agua antes de entrar, recurriendo a avances como las aplicaciones o las webs de los ayuntamientos respectivos.
En este aspecto, cabe destacar la popularización de la aplicación MedusaApp, desarrollada por investigadores e informáticos españoles, que permite registrar la presencia de medusas en las costas españolas por los propios bañistas y por los navegantes y pescadores. Además, una de sus actualizaciones recientes ha incorporado la Inteligencia Artificial para reconocer mediante fotografías de los bañistas la especie de medusa encontrada.
En el caso de los insectos, la doctora aclara que “los repelentes de insectos tienen una efectividad limitada sobre todo con las nuevas especies”, pero que “siempre es preferible utilizar los repelentes en crema, porque los aplicados en spray tiene una evaporación muy rápida y no sirven de nada”.
A la hora de dormir o estar en casa, las mejores soluciones son, además de las cremas, “los repelentes físicos y los repelentes eléctricos en las habitaciones. Y en España es recomendable dormir con mosquitera física de tela en la cama e instalar mosquitera en las ventanas y puertas”, explica la doctora Fernández Nieto.
Errores comunes al tratar picaduras
De la misma manera que hay remedios tradicionales poco o nada funcionales, muchas veces cometemos errores a posteriori, cuando queremos afrontar una picadura.
“Hay que extremar la higiene de la zona, no manipularla y consultar a un médico sobre el tratamiento”, nos aclara la especialista, que insiste en que en el caso de las medusas “existe un infradiagnóstico de las reacciones alérgicas por contacto con medusas”. “Siempre hay que acudir al puesto sanitario más cercano, de Protección Civil o de la Cruz Roja donde sabrán cómo proceder”, explica la doctora.
“No hay que manipular la zona de la picadura ni utilizar remedios como la propia orina. Se puede usar, siempre bajo prescripción médica, alguna pomada con corticoesteroides o tomar un antihistamínico”, reseña la especialista. “Si la reacción ha sido extensa y/o se ha acompañado de mareo, sudoración, vómitos, urticaria, se debería consultar a un alergólogo”, subraya Fernández Nieto.
Reacciones alérgicas severas
Las reacciones alérgicas severas, como la anafilaxis, son emergencias médicas que requieren atención inmediata. Los síntomas incluyen hinchazón de la cara y garganta, dificultad para respirar, taquicardia, mareos y pérdida de consciencia. Los mosquitos no suelen causar reacciones alérgicas y en el caso de las medusas “no existen factores de riesgo más allá de los del propio individuo”, explica la doctora. “Si se tienen problemas cardiacos, renales, enfermedades respiratorias como el asma etc. puede que las picaduras de insectos, sobre todo véspidos como las avispas y abejas, o medusas puedan ser más graves”, señala la alergóloga del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz.