Llega el verano y, con él, alegrías; pero también situaciones que pueden terminar en problemas de salud cuando no se tienen las precauciones necesarias. La piel, los riñones, la falta de sueño… muchos son los candidatos a recibir atenciones extra en esta época del año, pero los ojos suelen ser los grandes olvidados. Y eso que los factores de riesgo son variados y van más allá del aumento de radiación solar: cloro en las piscinas, sal en el mar, bacterias en ríos, cremas solares, viento y arena de playa… Sin embargo, con las precauciones y consejos adecuados, la salud ocular no tiene porque ser un problema durante los meses de verano.

En verano existen multitud de focos de riesgo para nuestros ojos y van más allá de la luz del sol. De hecho, los mayores problemas son las conjuntivitis y las queratitis ya sean de origen infeccioso o irritativo y la xeroftalmia, el conocido como ojo seco, un problema muy común con diferentes causas, siendo frecuente que exista una alteración de base en la conjuntiva, la membrana que recubre los párpado y la parte blanca del ojo (esclera) hasta la córnea (tejido transparente a través del que pasa la luz al interior del ojo, y responsable del brillo de nuestros ojos). “También se pueden dar problemas oculares relacionados con la radiación solar perniciosa, que puede causar anomalías retinianas, pero en este caso son ya muy raras”, explica José Francisco Acebes Verdugo, jefe del Servicio de Oftalmología del Hospital Universitario General de Villalba, integrado en la red pública sanitaria madrileña (Sermas).

Las conjuntivitis están a la orden del día en verano. Una de las vías más habituales para contraer esta dolencia son las piscinas, que son causantes de las conjuntivitis de origen irritativo causadas por los productos químicos que se añaden al agua, como el cloro. En el caso de las playas y el agua de mar, podemos enfrentarnos también a estas conjuntivitis por causa de la alta concentración de sal. Sin embargo, el agua de mar también puede provocar conjuntivitis bacterianas por presencia de gérmenes, algo que también puede ocurrir en agua dulce si nos bañamos en ríos o pantanos.

Cuidado con las lentes de contacto

Otra de las dolencias oculares que abundan en verano son las queratitis, que es como se conoce a la inflamación de la córnea,. Las queratitis pueden ser causadas por una infección (de especial gravedad) o por otras circunstancias, como el propio ojo seco que hemos comentado anteriormente. En la población usuaria de lentes de contacto estas queratitis requieren una especial atención. En el caso de las queratitis infeccionas, las principales causantes son las bacterias, que en muchos casos se instalan en las lentes de contacto y en sus estuches, si no hay una higiene adecuada o se hace un uso excesivo de ellas. Por eso es fundamental quitarse las lentes de contacto cuando nos vamos a bañar.

Virus como el del herpes (simple o zóster) pueden también causar queratitis e incluso complicarse por  la presencia de bacterias como los estafilococos, los estreptococos y las pseudomonas. Todos estos microorganismos son frecuentes en océanos, ríos y lagos, aunque una exposición normal a ellos no tiene por qué causar una queratitis. Para ello, suele ser necesaria una lesión en el ojo, quizás por un rasguño o herida en la córnea, como la que puede producir la arena de playa si se introduce en el ojo.

“La mejor protección es el uso de gafas de natación, no usar lentes de contacto durante el baño y poner alguna gota de lágrima artificial al salir del agua”, explica el doctor del hospital villalbino, que insiste en la importancia de cuidar las lentes de contacto, especialmente en verano. “Nunca hay que bañarse con las lentes de contacto puestas, eso lo primero. Y, además, no lavarlas con agua del grifo, respetar las horas de uso recomendadas y no utilizarlas más allá de la fecha prescrita”.

Síntomas de conjuntivitis y queratitis

Los principales síntomas de un problema ocular como son la queratitis o la conjuntivitis son el enrojecimiento de los ojos, dolor ocular, un exceso de lágrimas o la aparición de otras secreciones en los ojos y dificultad para abrir el párpado por el dolor o la irritación. También si sufrimos de visión borrosa, visión reducida, notamos sensibilidad a la luz o la sensación de tener un cuerpo extraño en el ojo estamos ante posibles síntomas y deberíamos consultar con un médico especialista en oftalmología cuanto antes, pues los problemas oculares pueden tener fácil solución si se atajan pronto, pero pueden complicarse si no los tratamos, hasta incluso derivar en ceguera en algunos casos.

La importancia de las gafas de sol

La mayor exposición al sol durante el verano también puede afectar a nuestros ojos, más allá de los riesgos que implican los baños. La radiación ultravioleta es uno de los mayores riesgos para nuestra salud ocular, de ahí la importancia de saber elegir unas buenas gafas de sol porque una mala compra puede resultar incluso peligrosa. “Es importante que tengan filtro frente a la radiación ultravioleta. Puede haber gafas oscuras que protejan de la luminosidad, pero no filtran la radiación. En ese caso la pupila se dilata porque pasa menos luz, pero llega más radiación perniciosa al ojo, por lo tanto perjudican más que si no llevamos esas gafas”, explica el doctor Acebes.

Esos riesgos son mayores no solo por la mayor radiación solar en verano, sino porque también hay más horas de luz solar y nosotros pasamos más tiempo en el exterior. De ahí que la elección de gafas de sol adecuadas sea fundamental y que también la tengamos en cuenta para los más pequeños de la casa. Para los niños, muchas veces optamos por gafas de baja calidad o de juguete que, al dilatar la pupila por ser oscuras, perjudican más que si no llevan esas gafas. Hay que informarse bien de que las lentes sean de buena calidad con filtro para la radiación ultravioleta”, subraya el jefe del Servicio de Oftalmología del Hospital Universitario General de Villalba.

Los mejores aliados de cara a proteger nuestra salud ocular son varios. El suero fisiológico puede servirnos para hacer lavados oculares. El doctor Acebes también recomienda tener a mano “lágrimas artificiales de hialuronato sódico de diversa concentración y, siempre que se pueda, sin conservantes”. Las gafas de natación también son un aliado imprescindible ante cualquier opción de baño, así como las gafas de sol con filtro ultravioleta cuando estemos en el exterior. Y, para prevenir, algo que siempre ayuda: “Dieta mediterránea rica en ácidos grasos omega 3 y antioxidantes”.