A pesar de realizarse test de coronavirus diariamente, muchos aun no conocen en qué consisten o cuales son las más fiables. Existen varios tipos de test, cada uno de ellos con una finalidad diferente: estas son sus características, ventajas y desventajas. A día de hoy, existen dos grupos de pruebas de coronavirus: las pruebas directas, detectan el genoma o material genético del virus y lo muestran en su fase activa, y las pruebas indirectas, las que detectan los anticuerpos una vez pasada la enfermedad.

En función de esta calificación existen  tres tipos de pruebas: la PCR, los test serológicos y los test rápidos de antígenos. Se diferencian por su especificidad significa que el test puede diferenciar entre dos microorganismos cercanos, y la sensibilidad supone que puede detectar cantidad de material viral.

La herramienta de diagnóstico fundamental es la PCR, que es capaz de detectar el virus en las primeras fases de la infección y ha demostrado una especificidad y una sensibilidad que no están al alcance del resto. La muestra se toma mediante frotis nasofaríngeo e indica si en el momento de la prueba se está infectando por el virus; su desventaja, además de las molestias es que sus resultados no son inmediatos, pero ha resultado ser la prueba más fiable. Otra son los test rápidos de antígenos, que mediante saliva, frotis nasal o punción capilar, detectan proteínas del virus en un 64%-80%. El resultado tarda 10 o 15 minutos, pero presenta más desventajas como que son menos sensibles en asintomáticos, no están indicados para gente que ha tenido contacto con positivos o para detectar precozmente la enfermedad, ya que comienzan a ser útiles a partir de las dos semanas desde la infección y pueden dar falsos negativos.

Los test sereológicos, por el contrario, solo muestran si se ha pasado la enfermedad y si poseen ya anticuerpos IgM, que indican una infección reciente, o IgM, una infección ya superada hace tiempo y está pensada para personas que quieran conocer si lo ha superado y si han generado inmunidad, pero no detectan si el paciente es contigioso en el momento de la prueba. De todos modos, ninguna prueba es fiable al 100% y ser negativo un día no te excluye de ser positivo al día siguiente por lo que hay que mantener siempre las medidas de seguridad.