"De estos temas no entiendo", "podría ser", "no lo recuerdo" o "no lo sé" son las frases que más ha repetido este viernes Iñaki Urdangarin para responder a las preguntas del fiscal Pedro Horrach en la Audiencia de Palma. Estas, y que mejor, sobre ciertos temas, preguntara a los verdaderos responsables porque él no era el contable sino, simplemente, el director.

Esta ha sido la línea de defensa del cuñado del rey: presentar, por encima de todo, la inocencia de su esposa la infanta Cristina y lanzar balones fuera, o mejor dicho, apuntar como responsables a sus empleados y asesores. Pese a ello, si que se ha acordado de una cosa: de que existían empleados falsos en sus empresas por razones fiscales.

Horrach ha comenzado preguntando fuerte, por las facturas que sus empresas Aizoon y Nóos Consultoría cargó al Instituto Nóos. Y aquí está la clave, pues hay que recordar que mientras que las dos primeras si eran empresas, el Instituto Nóos era una asociación sin ánimo de lucro pero se embolsó contratos por valor de 6 millones de euros, cada céntimo procedente de las administraciones públicas. Se enfrenta a nueve delitos diferentes y a una pena que oscila entre los 19 y los 26 años y medio de prisión.

Aun así, el marido de la infanta ha asegurado que el Instituto Nóos no tenía beneficios directos porque "en su adn está, por supuesto, generar un beneficio que tiene que ser reinvertido al objeto social". "Estoy convencido de que lo que se generaba se reinvertía en los proyectos que estaban en marcha a través de las personas que trabajaban en los distintos proyectos", ha explicado.

Ni facturas ni contabilidad

Durante su declaración, Urdangarin ha asegurado en más de una ocasión que él "no estaba en temas de facturación o contabilidad". De hecho, se ha presentado casi como un relaciones públicas más interesado en los temas deportivos. Nada de facturas ni de llevar la contabilidad, para eso tenía asesores."Mi parte, es clara y evidente por mi trayectoria, que es más el mundo del deporte y la relación con las personas", ha explicado con la intención de alejarse de la gestión del Instituto Nóos.

0Quizás por eso, ha dicho no recordar con exactitud cada uno de los movimientos de su carrera, ni muchas de las facturas que le han presentado. Entre ellas, Horrach ha enseñado una de Nóos Consultoría Estratégica (empresa que compartía con Diego Torres) presentada al Instituto Nóos por su trabajo durante la primera edición del foro Valencia Summit (2004). Una factura que ascendía a 714.000 euros, el 79 % de lo que pagó por el evento la Generalitat Valenciana.

"Nunca he sido un comisionista de nada"

Además, ha defendido que jamás ha cobrado “ningún peaje” ni “ninguna comisión” a la hora de desarrollar su trabajo porque él “nunca” ha sido “un comisionista”. Esto lo ha asegurado tras ser preguntado por sus mediaciones con el Gobierno de las Islas Baleares para conseguir el patrocinio del equipo ciclista Illes Balears-Banesto.

Para este trabajo, Urdangarin y Torres usaron su empresa Nóos Consultoría y cobraron 300.000 euros por hacerse cargo de la oficina de seguimiento del patrocinio. Ahora, el fiscal entiende, y así lo ha expuesto en el juicio, que esa cantidad es en realidad una comisión.

La duda planea sobre si Jaume Matas dio a dedo ese contrato a Urdangarin y, por eso, se le ha preguntado sobre un partido de padel que ambos jugaron en el Palacio de Marivent de Palma. El exduque de la misma ciudad ha asegurado que durante el juego no le pidió nada a Matas, sino que teniendo en cuenta un acuerdo previo, sólo podían llevar ellos el tema.

Contradicciones y falta de memoria

Acto seguido, Urdangarin ha incurrido en una contradicción. Mientras que primero ha dicho que existía dicho acuerdo, segundos después ha explicado que ha sido ahora, gracias a “la información aportada” en el sumario, cuando ha visto el acuerdo. "Yo mire cómo vengo, yo me fui del Instituto Nóos y de Nóos Consultoría sin ningún papel", ha lamentado para explicar porque no se acuerda de muchas cosas.

Al darse cuenta de la contradicción, ha explicado que si conocía el acuerdo, pero que como han pasado 10 años, ha tenido que recurrir a la documentación para refrescar su memoria.