Un clásico dentro de las tramas de corrupción, con amaños de contratos por el medio, son los regalos que los corruptores hacen a aquellos que se dejan corromper. Las mordidas son la otra punta de lanza. Bueno, pues el caso Azud no es diferente a otros casos y dentro del sumario no solo se encuentran las mordidas. Los regalos también aparecen. En el caso del diputado del PP valenciano y exconcejal de Urbanismo de Valencia, Jorge Bellver, los relojes de lujo parece ser que eran su perdición.

Según consta en el auto de la juez, al que ha tenido acceso ElPlural.com, Bellver presuntamente recibió dádivas entre los años 2003 y 2007. Así, en 2003, el empresario Jaime María Febrer, considerado por los investigadores como el corruptor, le regaló un reloj Seamaster Omega. Según ha podido constatar este periódico, los precios de este reloj oscilan entre los 4.250 euros, si es de acero inoxidable, los 5.700, si es de titanio, o ya, si uno es muy sibarita, el precio sube hasta los 7.900 euros si opta por los relojes bicolor de acero y oro.

Al año siguiente, Febrer le obsequió con un “regalo Copa América”, que no viene especificado qué era. Un año después, en 2005, Jorge Bellver habría recibido un reloj Bentley valorado en 2.265 euros. En 2006, la dádiva fue un trolley de Hermés valorado en 970 euros. Para terminar, en 2007, último año con anotaciones de regalos, el empresario anotó que le había regalado un reloj Breitling, cuyo precio tampoco aparece, pero que según los precios actuales rondaría los 2.500 euros. Por tanto, Jorge Bellver habría recibido, en los años que estuvo al frente de la Concejalía de Urbanismo, regalos por un valor medio de 10.000 euros por parte de un empresario acusado de ser el corruptor de la mayor trama de amaños de la historia de la Comunidad Valenciana.

En esta macrocausa, bautizazda como caso Azud, se investigan diversos contratos municipales de los que presuntamente tanto el excuñado de la exalcaldesa de Valencia Rita Barberá, José María Corbín, como el ex vicealcalde, Alfonso Grau, habrían cobrado sustanciosas mordidas.

Unos sobornos que se habrían producido tras manipular los contratos públicos para que acabaran en manos del empresario Jaime María Febrer. Para ello, habrían contado con la colaboración de ciertos funcionarios municipales que también está investigados en esta causa. Según los investigadores, para dar apariencia de legalidad, tanto Corbín como su socio, Diego Elum, ‘fabricaron’ facturas falsas relacionadas con contratos entre los años 2006 y 2015.