Los nuevos tomos a los que ha tenido acceso ElPlural.com son un relato de terror constante. Varios tomos son la autopsias de las víctimas. Una paginas que este periódico no publicará por respeto a sus familiares, y otras explican las secuelas psicológicas que los supervivientes, tanto familiares como afectados, están sufriendo desde hace seis meses, y que sin datos personales han podido leer aquí. Pero hay varios tomos con nuevas declaraciones de familiares de los 228 fallecidos que hielan la sangre. Son testimonios que rompen el alma. Sin embargo, el portavoz de Vox, José María Llanos, ha tildado a las asociaciones de familiares de las víctimas como interesados para justificar que las dejaban fuera, que las iba a silenciar, en la comisión de investigación de les Corts.
En este periódico creemos en las informaciones veraces sustentadas con papeles oficiales. Y no hay más veracidad que transcribir lo dicho en el juzgado, por aquellos que han podido sobrevivir a la DANA pero han perdido a sus seres queridos, y cuyos testimonios están recogidos en el sumario de la DANA. Unas declaraciones que hasta ahora no se conocían, pero que tras las declaraciones de Vox de este martes, es más importante que nunca que se hagan públicas.
José María y Nuria
Aquel 29 de octubre, en el que 228 valencianos perdieron la vida, José María vivía con su novia Nuria en Paiporta cuando el agua comenzó a entrar en su casa. Antes de la siete de la tarde, escucharon un fuerte golpe y vieron que el agua entraba por las tuberías y salía por el váter. Cuando el agua llegaba por las rodillas se fue la luz en su casa y en la calle. Según explica José María intentaron abrir la puerta de la casa pero no podían, las ventanas tenían rejas y no podían salir por ellas, las puertas estaban atascadas y se subieron a la parte alta de la casa. Pero llegó un momento en que el agua les llegaba al cuello y se refugiaron en un altillo. Viendo que se iba ahogar, José María consiguió abrir la puerta y se ató, con el cinturón del batín a Nuria para salir de la casa juntos y buscar refugio.
Es en ese momento en el que comenzó la pesadilla. Tal y como se recoge íntegramente en su declaración: “Intentaron acceder a la finca de enfrente que ya no tenía puerta. Se cogió a la persiana del garaje, la cual se soltó y se los llevó la corriente hasta que consiguió cogerse a una farola. En ese momento ella aun respiraba. Empezó a tragar agua y se dejaron llevar por la corriente. Se cogieron a un árbol, que se partió, estuvieron bastante tiempo debajo del agua, y cuando salieron, ella ya estaba muerta. Juan le dijo que intentara llegar donde estaba él arrastrando a Nuria y entre los dos la subieron al primer piso y le hicieron maniobras de respiración pero no pudieron reanimarla”.
La historia es brutal, pero cuando cuenta que desde su casa hasta casa de Juan hay 5 kilómetros aproximadamente, resulta directamente terrorífico pensar que estaba tratando de salvar a Nuria, que iba atada a él, y que ella murió abrazada mientras él no podía hacer nada. Pero si alguien piensa que eso es tremendo, más lo es saber que estuvieron hasta el día siguiente con el cadáver porque el forense no podía acudir antes. Eso por no hablar de cuando dice: “No puede olvidar la cara de sufrimiento de Nuria cuando la sacó del agua”. ¿Es José María un interesado? Según Llanos, sí, pues las asociaciones de víctimas son la voz de todos los que han perdido a alguien.
Emilia y José Vicente
El testimonio de José María no tiene parangón. Nadie puede ponerse en esa situación. Pero es que en la DANA, cada caso es único. Lo que vivió Emilia, que vio ahogarse a su marido sin poder ayudarlo, como lo que vivió Dolores que vio ahogarse a su marido y a sus dos hijos antes sus ojos o Toñi que perdió a su marido y su hija es, directamente, inenarrable, pero el sumario lo intenta.
Aquella tarde, el marido de Emilia bajó al garaje a sacar el coche, como otros miles de valencianos. Su marido, junto con otras personas se quedaron “atascados” en la calle. Los vecinos tiraron cuerdas, bajaron escaleras desde los balcones y trataron de rescatarlos. La mayoría pudo subir a los primeros pisos, pero José Vicente solo pudo quedarse cogido a una cuerda. Mientras él estaba tratando de aguantar, su mujer, Emilia, lo veía todo sin poder hacer nada desde su balcón. José Vicente aguantó. Aguantó una hora, dos. Casi tres. Finalmente el cansancio le pudo y se soltó. El agua se lo llevó mientras Emilia, desde su balcón, era testigo de la muerte de su marido.
¿Es Emilia una interesada? No. Quizás por eso, cuando acaba su declaración uno puede leer: “La acusación popular Vox no tiene preguntas”. Si desde el partido de Santiago Abascal piensan apoyar lo dicho por José María Llanos…¿No deberían haber hecho alguna pregunta?