Dicen que segundas partes nunca fueron buenas. Pues aquellos que lo digan será que no han visto El Padrino. El pasado 16 de abril, quien suscribe estas líneas hizo un análisis titulado: “La indecencia hecha portavoz de Mazón: Susana "jope" Camarero”, y hoy les ofrecemos la segunda parte de dicho análisis. Y es que la vicepresidenta primera del Gobierno de Carlos Mazón, portavoz y consellera de Servicios Sociales, Igualdad y Vivienda no solo se borró del DANA, y envió información errónea y no avisó del nivel rojo a la residencia donde murieron 6 ancianos, tal y como ha informado ElPlural.com, sino que ha tenido sos santos arrestos de salir a defenderse de su nefasta gestión aquel 29 de octubre diciendo: “Es un informe donde deja claras varias cuestiones. Uno, que es una residencia privada, que es fundamental, porque la responsabilidad de la gestión de la residencia no depende de la Conselleria”.
Camarero miente. Y lo digo sin temor a un derecho de rectificación. Ya que ella hace referencia al informe, yo, también lo voy a hacer. Esa residencia tiene 77 plazas concertadas, concertadas que no privadas. Que hasta donde una sabe, y siempre siguiendo lo que dicen desde el PP, es como estar en una pública, pero con gestión privada. Pero es más, que alguien le explique a esta señora que ella es consellera y responsable de todos los ancianos, o yayos como les llamamos en Valencia, que hay en la Comunitat Valenciana estén en una residencia pública, privada o concertada.
Porque sí, señora de los mil cargos, nuestros yayos son los suyos mal que le pese. Su desfachatez llega a unos límites tan cercanos a los de su amado líder Mazón, del cual aun no sabemos dónde narices estuvo entre las cinco y media y las ocho y media del peor día de la historia de los valencianos, que asusta. No tiene vergüenza ni la conoce, pues solo hay que irse a la hemeroteca para ver las bofetadas a mano abierta que su partido le daba a su predecesora Mónica Oltra con la pandemia.
A ver si ahora solo las residencias públicas dependen de usted pero, entonces, durante el Covid, todas y cada una de ellas dependía de la consellera Oltra. Dice el refranero que las mentiras tienen las patas muy cortas o que se pilla antes a un mentiroso que a un cojo. Ay, qué grande el refranero. Yo solo espero una cosa, que se cruce usted con las familias de Hipólita, Vicente, Andrés, Isabel, Manuel y María Amparo y tenga los santos ovarios de repetirles que “la responsabilidad de la gestión de la residencia no depende de la Conselleria”.
Pero además de todo esto, hay otro pequeño detalle que me escama. Usted misma ha reconocido que estuvo desde las ocho y media hablando con la psicóloga de la residencia de Paiporta, la cual le pidió ayuda urgente. Dice usted que llamó a todo el mundo pero, además, en qué quedamos ¿son su responsabilidad o no?. Pero más allá de eso, que no es poco, es que aquí hay dos opciones. La primera es que no hiciera tantas llamadas como dice. La segunda, que usted no tenía ninguna capacidad de mando pese a ser la mano derecha de Mazón. Y es que resulta, cuanto menos complicado de creer, que llamara hasta a el apuntador, y por la residencia no apareciera ni Dios hasta las tres de la madrugada cuando había seis fallecidos, y casi un centenar más de yayos mojados, asustados y en peligro.
Como siempre les digo, lectores, las conclusiones sobre lo anterior son suyas. Pero también les digo que la frase “la responsabilidad de la gestión de la residencia no depende de la Conselleria” pasará a la historia de la ignominia política. La decencia en este asunto la mostraron los trabajadores de la residencia de Paiporta. Unos currantes a los que no les importó jugarse la vida para poner a salvo a nuestros yayos. Unos yayos que no serán de Susana ‘jope’ Camarero, pero que el resto de los valenciano sí que consideramos como nuestros.