En su despedida al frente del TC, Pedro González-Trevijano, no ha querido dejar a nadie indiferente y ha hecho un discurso de justificación de todas las decisiones polémicas tomadas por el órgano, como la inconstitucionalidad del estado de alarma o la paralización de una votación en el Senado, durante el acto de toma de posesión de los nuevos magistrados del órgano. Así, el ya expresidente ha dicho que “un magistrado no representa a nadie. Ni al órgano por el que fue elegido, ni a la fuerza parlamentaria que impulsó su proposición”. “No comparto la falsaría dicotomía entre jueces conservadores y progresistas, así como las reclamaciones de imposibles unanimidades”, ha apostillado.

Respecto de la justificación, el ya expresidente del Tribunal de Garantías ha afirmado que, “en estos últimos años, el TC ha emitido múltiples decisiones de las que el azar me ha hecho ponente, que afectan a la estructura del Estado, a los derechos de las minorías, a la legislación básica estatal, al acatamiento de la Constitución por los poderes autonómicos, a la suspensión de la autonomía de una comunidad, o la constitucionalidad de ciertos estados de excepcionalidad”.

“No son tiempos fáciles. Nunca lo son. Ahora tal vez lo son aun un poco menos. Pero al respecto, repitamos lo obvio una vez más: el Tribunal cumple con su exigente cometido, que no es el de examinar cuestiones políticas, sino pretensiones jurídicas, aunque en el proceso latan contenciosos de hondo calado político”, ha aseverado a este respecto.

Su recusación

Pero Pedro González-Trevijano ha abierto el abanico y se ha puesto a abanicar a todo y a todos. Y no iban a ser menos Podemos y PSOE y su intento de recusación. Así, les ha dicho: “Recalquemos que el Tribunal Constitucional no constituye una tercera cámara, ni una cuarta instancia, ni una suerte de supercasación. En ocasiones, además, se producen injustificadas recusaciones en cascada carentes de toda sustantividad con el burdo fin de obstaculizar su funcionamiento y atentar a su credibilidad, cuando no alterar fraudulentamente su composición”.

A los políticos

Y a los políticos también les ha enviado un mensaje claro cuando ha dicho que, “el Tribunal Constitucional no puede, ni debe por tanto constituirse en una suerte de arena antagonista, en la que se diriman con habitualidad creciente conflictos en última instancia esencialmente políticos”.

González-Trevijano también ha aseverado en referencia a lo anterior, que la libertad es un valor superior, y condición esencial de la titularidad de los demás derechos, ya que, la “libertad e igualdad son fundamentos en que se asienta nuestro régimen constitucional. Asegurar el éxito de esta diarquía, y no dictar decisiones políticas con parcos ropajes jurídicos, constituyen, pues, las dos caras insoslayables de la alta tarea encomendada”.