El mundo de la cosmética y el maquillaje ha experimentado un profundo cambio con la irrupción de las redes sociales en nuestras vidas. Sin embargo, se ha colado de tal manera entre la población infantil u juvenil que se ha convertido en una auténtica amenaza para su salud mental. 

En los últimos años ha explosionado el fenómeno conocido como 'Sephora Kids', marcado por una generación de niñas y adolescentes que comparten, principalmente por Instagram y Tik Tok, rutinas de belleza. Así, es normal y frecuente oírlas hablar de términos como retinol, ácido hialurónico y otros componentes, antes reservados a la publicidad de cremas para pieles maduras. Cada producto que nombran lleva a miles de seguidoras a las tiendas a adquirirlo.

Esto ha llevado en un primer término a generar problemas dermatológicos en muchas de sus seguidoras, menores que acaban utilizando de forma contínua productos que no están pensados para pieles tan jóvenes. 

Sin embargo, el daño va mucho más allá. Los psicólogos advierten de las repercusiones que sobre la salud mental está teniendo este tipo de contenido que provoca una constante presión estética. 

Lo confirman también desde The Good Game Project, una herramienta educativa y audiovisual desarrollada en España para sensibilizar y formar a los menores en temas relacionados con la salud mental y el bienestar emocional. "Se promueven ideales de belleza inalcanzables", explican los creadores de esta iniciativa. 

Del mismo modo, se genera una necesidad contínua de ser validado por los demás, a través de comentarios y likes, con la consiguiente frustración en el segundo en el que estos se reducen. 

Todo ello ha incidido de forma clara en el aumento del riesgo de sufrir trastornos de la conducta alimentaria (TCAs) y tendencias autolesivas. 

“Nuestros últimos talleres sobre trastornos de conducta alimentaria nos han permitido detectar la incorporación de los vídeos de las Sephora Kids al grupo de contenidos consumidos en redes sociales por niños y adolescentes que padecen o están en riesgo de padecer estas patologías”, expone Nidia Represa, cofundadora de Good Game Project, que detalla que " a los hashtags específicos relacionados con las TCAs o las conductas autolesivas que utilizan las jóvenes para identificar el contenido que consumen y compartirlo, como #selfharmmm, #anaymia o #cat", se han unido ya el de "#sephorakids" y "#beautykids". "Al final, todo forma parte de un mismo ideal de belleza tóxica, con idéntica repercusión negativa”, enfatiza Represa. 

El impacto de las también llamadas 'Beauty Kids', ha aumentado en los últimos dos años., según han podido constatar desde esta entidad. Del mismo modo, también ha descendido la edad en la que las niñas comienzan a introducirse en el mundo del skincare, que llega, incluso, a los 8 años.

Beneficio económico para familias y marcas 

Pero detrás de este fenómeno no solo están los algoritmos de las redes sociales, diseñados para ofrecer este tipo de vídeos a menores y preadolescentes. Esta tendencia genera beneficios millonarios para las marcas y para las familias de las niñas y chicas que comparten sus rutinas de belleza. "El beneficio económico de las marcas, que contratan a estas niñas para incrementar la venta de sus productos, y de los progenitores, que se lucran con este trabajo infantil, es la base del problema", apunta la cofundadora de The Good Project.

A su juicio, “es fundamental una normativa más estricta que establezca una edad mínima para participar en los programas de monetización de las plataformas, que prohiba la publicidad a menores de determinados productos y que impida que los algoritmos antepongan el beneficio económico al bienestar de los públicos más vulnerables”.

La autoestima como herramienta de defensa 

Cómo luchar contra este nuevo fenómeno que se ha colado en casi todas las casas donde hay niñas y adolescentes es la pregunta que se hacen muchos padres, a los que sus hijas ya reclaman productos de belleza y maquillaje como regalo de cumpleaños o navidad. Para los especialistas, es crucial fomentar la autoestima y la autoaceptación, tanto desde los centros educativos, como en el seno de la familia.

Los psicólogos inciden en este sentido en la vulnerabilidad de preadolescentes y adolescentes, que transitan por una etapa en la que la aceptación por parte de los demás es clave, mientras tratan de construir su propio yo.

Desde The Good Game Project añaden a esto también la necesidad de "crear espacios seguros donde los menores puedan aprender a apreciar la diversidad corporal y expresar libremente y sin presiones su preocupación por su propia imagen". 

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