El sueño es uno de los pilares más importantes en el desarrollo de un niño, afectando desde su rendimiento escolar hasta su bienestar emocional y físico. Sin embargo, los problemas de sueño en la infancia son más comunes de lo que podría pensarse, y cada vez más familias y profesionales buscan orientación para lidiar con ellos.
Aproximadamente el 25% de los niños sufre algún tipo de trastorno del sueño en algún momento, una cifra que resalta la necesidad de comprender y tratar estos problemas de manera adecuada. Y, aunque los problemas de sueño suelen protagonizar la inmensa mayoría de las consultas pediátricas -aunque la cita sea por otro motivo-, muchos profesionales médicos reconocen no haber recibido formación especializada sobre esta problemática, que puede afectar a la calidad de vida y el desarrollo saludable de los niños.
Principales trastornos del sueño en la infancia
Los problemas de sueño en niños pueden adoptar distintas formas, desde la dificultad para conciliar el sueño hasta despertares frecuentes durante la noche. Entre los trastornos más comunes se encuentran:
Insomnio infantil: Este trastorno se manifiesta como la incapacidad para dormir adecuadamente o para mantener un sueño continuo durante la noche. Aunque suele asociarse a adultos, muchos niños también experimentan problemas para conciliar el sueño o despertarse demasiado temprano.
Terrores nocturnos: Los terrores nocturnos, que afectan a un 3-6% de los niños, son episodios de miedo intenso que ocurren durante el sueño profundo. A diferencia de las pesadillas, los niños suelen gritar o llorar y, aunque pueden tener los ojos abiertos, no están realmente despiertos y no recordarán el episodio al día siguiente.
Sonambulismo: Se estima que entre el 1-6% de los niños experimenta sonambulismo, una condición en la que el niño puede caminar o realizar actividades mientras permanece dormido. Este trastorno es más común en niños y suele desaparecer con el tiempo.
Apnea obstructiva del sueño: La apnea es un trastorno grave que implica la interrupción de la respiración durante el sueño. Aunque es más frecuente en adultos, la apnea también afecta a los niños y puede impactar su desarrollo cognitivo y emocional si no se trata a tiempo.
La identificación temprana de estos trastornos es esencial, ya que, según los estudios, un sueño de mala calidad afecta al 30% de los niños y puede provocar problemas de comportamiento, déficit de atención y una menor capacidad para regular sus emociones.
"Los problemas del sueño durante la infancia son relativamente frecuentes y de causas muy diversas, y los conocimientos al respecto de algunos profesionales de la salud que cuidan a los niños es escasa”, nos explica el doctor Roi Piñeiro, especialista del Servicio de Pediatría del Hospital Universitario General de Villalba, integrado en la red pública madrileña (Sermas).
El sueño ejerce un papel importantísimo en el desarrollo infantil, la conducta, el aprendizaje y el estado de ánimo, y por eso los trastornos del sueño son un motivo frecuente de consulta en Pediatría, tanto en Atención Primaria como Especializada.
Según un estudio presentado en el congreso de la Sociedad Española Sociedad Española de Neuropediatría (SENEP) en 2023, en más del 80% de las consultas de Pediatría se preguntaba por trastornos del sueño, aunque éste no fuese el motivo de la petición de la consulta. Sin embargo, seis de cada diez médicos reconocían no haber recibido suficiente formación sobre esta materia, aunque el 90% declaraba que le gustaría recibirla.
Factores en los problemas de sueño en niños
Los problemas de sueño pueden estar causados por diversos factores, desde condiciones médicas hasta influencias ambientales y de estilo de vida.
Existen factores físicos y médicos, como la apnea del sueño o trastornos neurológicos, que pueden dificultar el descanso. En el caso de niños con epilepsia, el sueño juega un papel crucial en la regulación de la actividad cerebral. La Fundación Epilepsia señala que un descanso inadecuado aumenta las probabilidades de sufrir una crisis, por lo que una buena calidad de sueño es fundamental para estos niños. Otros problemas médicos que pueden interferir en el sueño incluyen las alergias, el asma y el reflujo gastroesofágico.
“Los trastornos del sueño en la edad pediátrica suponen un problema de salud pública por su alta prevalencia, ya que afectan a un tercio de los niños entre los 6 meses y los 5 años, produciéndose el 5 por ciento de las veces por motivos médicos y el 25 por ciento restante por causas conductuales”, explica el doctor Piñeiro. “Esta prevalencia es aún mayor en niños con trastorno del neurodesarrollo (50-80 por ciento), como la epilepsia o el autismo. Se trata, por tanto, de una patología frecuente, pero a menudo infradiagnosticada, que hay que conocer mejor para poder detectar y tratar de forma más eficiente”, insiste el jefe de Pediatría del Hospital Universitario General de Villalba.
Otra causa son los factores ambientales y de estilo de vida. El entorno en el que duerme el niño es fundamental. Las pantallas de dispositivos electrónicos, como móviles y tablets, emiten una luz azul que puede afectar al ritmo circadiano, lo que dificulta la conciliación del sueño. Además, la falta de una rutina de sueño estable también puede contribuir a los despertares nocturnos y la resistencia al sueño. Los estudios reflejan que establecer horarios regulares mejora significativamente la calidad del sueño en niños, ayudándoles a conciliar el sueño más rápido y a despertar menos durante la noche.
También se debe tener en cuenta la posible influencia genética. Algunos estudios sugieren que los trastornos del sueño pueden tener una base genética. Si un niño proviene de una familia en la que alguno de sus miembros ha tenido problemas de sueño, las probabilidades de que él o ella también los experimente aumentan. Esto puede explicarse por factores genéticos relacionados con el ciclo de sueño-vigilia y la predisposición a condiciones como la apnea.
Consejos para la detección
La detección temprana de los problemas de sueño es clave para evitar complicaciones a largo plazo. Los padres y educadores pueden observar ciertos comportamientos en los niños, como cambios en el rendimiento académico, irritabilidad, dificultad para concentrarse y signos de fatiga diurna. Si el niño parece somnoliento durante el día o tiene dificultad para levantarse, estos podrían ser indicativos de problemas en el descanso nocturno.
Para asegurar un sueño de calidad, es fundamental establecer una rutina regular. La Asociación Española de Pediatría (AEP) recomienda crear un ambiente relajante antes de dormir, evitando el uso de dispositivos electrónicos al menos una hora antes de acostarse. También es importante que el espacio esté libre de distracciones y se mantenga a una temperatura adecuada, ya que la comodidad física contribuye a un descanso de calidad.
La importancia de la dieta también debe tenerse en cuenta. Hay alimentos y bebidas que pueden interferir en el sueño de los niños. Las bebidas azucaradas y con cafeína deben evitarse antes de dormir, ya que estimulan el sistema nervioso y dificultan el proceso de conciliación del sueño.
Tratamientos y apoyo profesional
Cuando los problemas de sueño persisten y afectan significativamente la vida diaria del niño, puede ser necesario recurrir a tratamientos específicos o al apoyo de un profesional de la salud.
La terapia conductual es una opción recomendada en muchos casos. Esta terapia ayuda a los niños a desarrollar hábitos de sueño saludables a través de técnicas como el refuerzo positivo, donde se les recompensa por completar ciertas rutinas. La relajación antes de dormir, como la lectura de un cuento o escuchar música suave, también puede ayudar.
Por último, el doctor Piñeiro señala que el insomnio "es el trastorno del sueño más frecuente en la edad pediátrica" y recalca que "su tratamiento siempre debe ser individualizado, basado en terapias cognitivo-conductuales y una adecuada higiene del sueño, apoyada por tratamientos farmacológicos en aquellos casos en los que resulte necesario"
En casos más graves, como el de la apnea obstructiva del sueño o cuando el problema está relacionado con una condición neurológica, el tratamiento médico puede ser necesario. Esto puede incluir desde medicamentos hasta la recomendación de dispositivos para facilitar la respiración durante la noche, como los CPAP, utilizados en casos de apnea.
Para los niños que padecen problemas de sueño relacionados con condiciones médicas, como la epilepsia, es fundamental que cuenten con un seguimiento médico regular. Según la Fundación Epilepsia, la buena gestión del sueño puede reducir la frecuencia de las crisis y mejorar significativamente la calidad de vida del niño y de su familia.