Una mujer de 45 años hallada muerta el pasado martes en extrañas circunstancias en un piso de alterne situado en el edificio de la calle Princesa número 3 de Madrid, en la céntrica plaza de los Cubos, murió por el consumo de determinadas sustancias estupefacientes, según el resultado preliminar de la autopsia, tal como han informado a Europa Press fuentes policiales.
En torno a las 15.45 horas de este martes, el 112 recibió un aviso de una supuesta agresión en un piso. Hasta el lugar acudieron agentes nacionales y municipales y sanitarios del Summa, que solo pudieron confirmar el fallecimiento de Ana y poner el cuerpo a disposición judicial, tal como informó a la agencia un portavoz de Emergencias Comunidad de Madrid.
Según fuentes de la investigación, se trataría de una ciudadana boliviana residente en España desde 2025 que ejercía la prostitución en un piso alquilado de la planta 10 del conocido edificio de la calle Princesa de Madrid. Su cadáver no presentaba sangre ni heridas punzantes y fue hallada en el suelo boca bajo.
Y aunque al principio algunas fuentes apuntaban a que esta mujer boliviana había sido estrangulada o asfixiada, desde la Jefatura Superior de la Policía aseguraron que el cadáver no presentaba signos aparentes de violencia ni había sangre, y que el caso no era investigado como homicidio.
Ahora, con el informe preliminar de la autopsia practicada esta mañana en el Instituto Anatómico Forense así lo ha confirmado, revelando que podría haber sufrido un fallo cardiovascular fruto de un abusivo consumo de drogas. Los informes toxicológicos revelarán con exactitud la causa del óbito. En esa habitación los agentes hallaron sustancias estupefacientes y medicamentos, según las mismas fuentes.
Tras confirmar el fallecimiento y poner el cuerpo a disposición judicial, los Agentes de la Policía Científica recabaron el pasado día pruebas, imágenes de las numerosas cámaras de seguridad y también testimonios del portero y las compañeras de la fallecida, que aseguraron que había estado con algún cliente y que tenía una expareja de nacionalidad dominicana. Pero que no oyeron ninguna discusión previa a la muerte.
Fueron las compañeras las que descubrieron el cuerpo sin vida de Ana, al no responder a sus llamadas telefónicas ni en la puerta. Tras lo sucedido, tres de estas mujeres, también meretrices, fueron atendidas por una crisis de ansiedad por una psicóloga del Summa. Ahora se preguntan qué pasará con las dos hijas que Ana tenía en su país.