La protonterapia es hoy en día la técnica de radioterapia externa más avanzada. Exacta y precisa, presenta importantes ventajas para el tratamiento de tumores con respecto a la tradicional con fotones o electrones.

Un estudio reciente desarrollado por investigadores del Hospital Infantil de Philadelphia y de la Facultad de Medicina Perelman de la Universidad de Pensilvania (Estados Unidos) ha demostrado su eficacia en niños con neuroblastoma de alto riesgo, el cáncer más común en los bebés. Representa más del 10 por ciento de todas las muertes por cáncer infantil y su localización más común hace que sea difícil de tratar por su proximidad a órganos vitales como el riñón, el hígado, el páncreas, los intestinos o el corazón.

La investigación concluye que la terapia con protones es efectiva para controlar los tumores y tiene un riesgo de desarrollar toxicidad "muy reducida" para los órganos circundantes, en comparación con la radioterapia convencional.

Menos invasiva, menos tóxica

Y es que esa es la principal ventaja de la protonterapia con respecto a la radioterapia convencional: respeta en mayor medida los tejidos sanos circundantes.

 “Los protones son partículas subatómicas con carga positiva contenidas en el núcleo de los átomos. En terapia, se producen a partir de átomos de hidrógeno, a los que se extrae el único electrón del que disponen”, explica Dra. Carme Ares, jefa de Oncología Radioterápica del nuevo centro de Protonterapia de Quirónsalud.  “Los haces de protones se obtienen en potentes aceleradores y sus características físicas les permiten ‘concentrar’ de manera óptima la dosis en el tumor y a su alrededor”, subraya.

Los protones acelerados a alta energía tienen la capacidad física de “depositar la mayor parte de la dosis de radiación en un ‘pico’, a una profundidad determinada, en función de la energía del haz, y de detenerse inmediatamente después”, aclara, lo que permite preservar los órganos y tejidos sanos circundantes.

Protonterapia

 

Esta mayor exactitud y precisión hace que se pueda mejorar el control local de “tumores radio-resistentes y/o ubicados cerca de órganos sanos radiosensibles que limitan la dosis tolerable”, precisa esta especialista. Al mismo tiempo, reduce el riesgo de desarrollar efectos indeseables de los tratamientos de radioterapia a corto y a largo plazo y  mejora la calidad de vida tras ellos.

Clave en pacientes pediátricos

Reducir la irradiación en los tejidos sanos, que es la que provocará la aparición de secuelas a largo plazo, es clave en pacientes pediátricos que precisan radioterapia, aproximadamente la mitad de todos los que tienen cáncer infantil.

En estos casos esos tejidos “están en desarrollo y son especialmente sensibles a la irradiación”, explica la Dra. Ares. La sensibilidad es mayor cuanto menor es el niño.

En función del órgano que recibe la irradiación, se producen daños específicos. “Si se irradian tumores cerebrales estos niños pueden desarrollar déficits neurocognitivos importantes, déficits endocrinos, visuales, auditivos, alteraciones vasculares, alteraciones en el crecimiento y el desarrollo y tumores radio-inducidos”, detalla.

La protonterapia permite reducir el riesgo de toxicidad. En el caso del neuroblastoma, cuando se localiza a nivel abdominal, disminuye el daño a los riñones, el hígado y el resto de tejidos abdominales sanos.

 

Estudio protonterapia

En el citado estudio americano, ningún paciente experimentó toxicidad hepática o renal aguda a largo plazo de grado 3 ó 4 y la mayoría tuvieron efectos secundarios de grado 1, siendo la escala del 1 al 5.

Del mismo modo, tampoco aumentaron las tasas de recurrencia. Cinco años después del tratamiento el 82 por ciento de los pacientes estaban vivos y el 97 por ciento sin recurrencia de tumores en el sitio primario.

Aplicable a otros tumores

Se considera que al menos una tercera parte de los pacientes pediátricos candidatos a una radioterapia deberían ser tratados con protones. Sin embargo, la aplicación de esta técnica en pacientes adultos está, a día de hoy, más restringida. Esto obedece, en parte, a la optimización de recursos. “Se priorizan aquellos casos para los cuales los protones son imprescindibles”, aclara la Dra. Ares.

No obstante, se reconoce la utilidad de esta terapia en el tratamiento de otros tumores, en general catalogados como “radio-resistentes”, por precisar dosis altas de irradiación para ser controlados, “dosis que superan la tolerancia de las estructuras críticas vecinas”, indica. Se incluyen aquí: tumores oftalmológicos (melanomas de la coroides), de la base de cráneo (cordomas, condrosarcomas, sarcomas, etc.) y tumores a lo largo de la columna vertebral.

Máquina de protonterapia

Del mismo modo, está en estudio la aplicación de la protonterapia en otros tipos de tumores, como en casos seleccionados de cáncer de mama, de páncreas, de la región de cabeza y cuello, de pulmón, en sarcomas de extremidades, etc.

Muy pronto en España

En la actualidad en nuestro país no es posible recibir este tipo de tratamiento. Hasta ahora el Sistema Nacional de Salud ha financiado esta técnica desplazando a los pacientes a otros países como Francia o Suiza, donde sí existen unidades de este tipo. Pero esto está a punto de cambiar. Pronto comenzará a funcionar el primer Centro de Protonterapia en España, creado y equipado por Quirónsalud. Se abrirá en Madrid y se sumará a los otros 27 que hay en Europa.

Estará abierto a pacientes procedentes de toda la geografía española en el último trimestre de este 2019, tanto de la sanidad pública como de la privada. Los profesionales trabajarán de forma coordinada con los médicos de referencia de los afectados con el fin de asegurar una correcta atención y optimizar la eficacia del tratamiento.

Centro de Protonterapia Quirónsalud