La humedad, el calor y algunos hábitos estivales pueden convertirse en el caldo de cultivo perfecto para las infecciones urinarias, especialmente entre mujeres. Conocer los factores de riesgo y adoptar medidas sencillas de prevención es clave para evitar que la cistitis arruine las vacaciones.

Con la llegada del verano, muchas personas se lanzan a disfrutar del sol, las piscinas, la playa y la ropa ligera. Pero estos placeres propios de la estación pueden acarrear, sin saberlo, un efecto secundario molesto y recurrente: la cistitis. Esta infección urinaria, que afecta mayoritariamente a mujeres, encuentra en el calor y en ciertos hábitos veraniegos un escenario ideal para aparecer o agravarse.

Mientras que durante el resto del año la cistitis puede estar ligada a factores como la actividad sexual o la higiene íntima, en verano se añaden nuevos elementos de riesgo relacionados con la humedad constante, la deshidratación y la menor frecuencia de micción. Saber cómo prevenirla y reconocer sus primeros síntomas puede marcar la diferencia entre unas vacaciones placenteras o un verano interrumpido por visitas médicas.

¿Por qué hay más cistitis en verano?

El aumento de casos de cistitis durante los meses más calurosos no es una casualidad. "Durante el verano, las altas temperaturas y los cambios en los hábitos diarios favorecen condiciones que aumentan el riesgo de infecciones urinarias, especialmente en mujeres", explica Adrián Husillos Alonso, jefe del Servicio de Urología del Hospital Universitario Infanta Elena.

La razón está en el entorno que se genera: más calor, menos hidratación y una mayor exposición a factores externos que alteran la flora bacteriana habitual de la zona genital. Si a esto se le suma una uretra más corta en la anatomía femenina, el acceso de bacterias a la vejiga es mucho más fácil.

El papel del bañador mojado y las piscinas

Uno de los grandes enemigos de la salud urinaria en verano es el bañador húmedo. Pocas personas caen en la cuenta de que mantenerse con ropa mojada durante horas puede ser contraproducente. "El uso prolongado de bañadores mojados mantiene la zona genital húmeda y cálida, lo que favorece el crecimiento bacteriano", señala el Dr. Husillos.

Las piscinas, por su parte, también pueden representar un foco de riesgo, sobre todo si no están correctamente tratadas. "Las piscinas, especialmente si no están bien tratadas, pueden contener microorganismos que alteran la flora vaginal o uretral", advierte el especialista.

A estos elementos se añade un tercer factor: la humedad mantenida. "La humedad constante puede irritar la mucosa y debilitar las defensas locales, facilitando la entrada de bacterias al tracto urinario", explica el jefe de Urología.

Cómo reconocer los síntomas y diferenciarlos

Identificar los signos tempranos de una cistitis es fundamental para buscar tratamiento rápido y evitar complicaciones. "Los síntomas más característicos de la cistitis incluyen: necesidad urgente y frecuente de orinar, sensación de ardor o dolor al orinar, dolor en la parte baja del abdomen, orina turbia, con mal olor o incluso con sangre", describe Adrián Husillos.

No obstante, muchas veces estas molestias pueden confundirse con otras alteraciones del área genital, por lo que es importante estar atentos a los matices. "Es importante diferenciar estos síntomas de otras molestias como irritaciones vaginales o infecciones ginecológicas, que pueden presentar picor o flujo anormal, pero no suelen acompañarse de dolor al orinar ni urgencia miccional", aclara el urólogo.

Consejos de prevención: pequeñas rutinas con gran impacto

La buena noticia es que existen medidas muy sencillas y eficaces para reducir el riesgo de sufrir cistitis durante el verano. La primera, y más básica, es mantenerse bien hidratado. "Mantener una buena hidratación, bebiendo al menos 1.5 a 2 litros de agua al día", es uno de los consejos clave, según Husillos.

A esto se le suma la importancia de cambiarse de ropa mojada en cuanto sea posible. "Evitar permanecer con el bañador mojado por mucho tiempo", remarca el especialista. Otras recomendaciones incluyen orinar tras el baño en piscinas o el sexo, usar ropa interior de algodón, evitar prendas muy ajustadas que impidan la transpiración y mantener una higiene suave, sin productos agresivos para la zona íntima.

También conviene limitar el consumo de bebidas que irritan la vejiga, como el alcohol, los refrescos con gas o las infusiones muy concentradas, así como los alimentos muy especiados o picantes.

¿Y si la cistitis es recurrente?

Hay personas que, verano tras verano, repiten episodios de cistitis a pesar de los cuidados. En estos casos, es importante un abordaje médico específico. "Para quienes sufren cistitis recurrente, es fundamental seguir las pautas de prevención mencionadas de forma constante", indica el Dr. Husillos.

A veces, se pueden valorar otras estrategias terapéuticas. "En algunos casos, se puede considerar una pauta antibiótica preventiva bajo supervisión médica", explica. También existen tratamientos como los probóticos específicos o autovacunas que ayudan a modular la respuesta inmunitaria y prevenir nuevas infecciones.

Además, llevar un registro de los episodios puede ayudar a identificar patrones o factores desencadenantes, como el uso de ciertos productos o determinadas actividades.

La cistitis no tiene por qué convertirse en un problema estacional inevitable. Con unos hábitos saludables, una buena hidratación y una higiene adaptada a las condiciones del verano, es posible reducir mucho el riesgo de sufrirla. Y si a pesar de todo aparece, conocer sus síntomas permite actuar con rapidez. El verano está para disfrutarlo, y la salud íntima también debe formar parte del equipaje.