En España siempre hemos presumido de nuestra longevidad. Aunque es cierto que nuestro país figura en algunos estudios en el quinto puesto a este respecto, lo cierto es no formamos parte de las llamadas Blue Zones (zonas azules), término acuñado por el investigador Dan Buettner y su equipo para referirse a las regiones del mundo donde las personas viven notablemente más tiempo y con mejor salud que el promedio global. 

Las cinco Blue Zones originales son Okinawa, en Japón, con un porcentaje de centenarios muy elevado; la zona montañosa de Ogliastra en Cerdeña, Italia; Nicoya, en Costa Rica; Icaria, en Grecia; y Loma Linda, en California, Estados Unidos. 

Buettner estudió los factores comunes que contribuyen a la longevidad y el bienestar de los habitantes de estos lugares y estableció las claves: 

  • Alimentación saludable: basada en plantas, legumbres y muy poca carne procesada. Okinawa, por ejemplo, se caracteriza por su elevado consumo de algas. 

  • Actividad física natural: en todos estos sitios se realiza ejercicio a través del trabajo manual y de acciones cotidianas como caminar.

  • Propósito de vida: la población de estas regiones se caracteriza por un tener una razón que les impulsa a vivir.  

  • Redes sociales fuertes: fundamentadas en la familia, los amigos o la comunidad.

  • Reducción del estrés: en muchas de estas zonas se practican rituales diarios y se promueve la espiritualidad y el descanso.

A estos factores se añade en algunos casos también el moderado consumo de alcohol. 

"Son factores muy relevantes para un enfoque preventivo de la salud", explica Cristina Minguito, doctora especialista en longevidad de Neolife, clínica de medicina preventiva antienvejecimiento. 

"Una alimentación rica en nutrientes esenciales, alejada de grasas saturadas y alimentos procesados nos aporta calidad de vida y bienestar", destaca, al tiempo que incide en que el ejercicio, "no contemplado como correr o ir al gimnasio, sino como una rutina diaria activa", es fundamental. La vida social, con lazos familiares y comunitarios, es clave para el bienestar emocional y la salud mental, al igual que lo es tener un propósito de vida que nos impulse a seguir y nos mantenga viva la ilusión y mantener a raya el estrés.

Aunque la carga genética cuenta, cada vez son más las investigaciones que señalan que el estilo de vida marca en mayor proporción nuestra predisposición a distintas enfermedades, en algunos casos en porcentajes de hasta el 70 y el 80%. 

Chequeos preventivos

Los chequeos preventivos 'antiedad', que van más allá de los parámetros habituales, pueden ayudarnos a conocer cómo de bien se mantiene nuestro organismo. En este sentido, la doctora Minguito señala seis aspectos clave:

  • Estado cardiovascular: la tensión y la rigidez arterial
  • Función pulmonar: capacidad vital y de difusión del monóxido de carbono 
  • Metabolismo: estado de los lípidos, la glucosa y la composición corporal y el funcionamiento hepático.
  • Estrés oxidativo: radicales libres y sistemas reductores.
  • Inflamación y cantidad de grasa visceral.
  • Estado de la microbiota.
  • Alteraciones del sueño.

Toda esta información, asegura esta especialista en longevidad, marca la "edad real", frente a la biológica que establece nuestra fecha de nacimiento. 

Para hacer frente al paso de los años, la clave está, por tanto, en seguir los hábitos que explican el éxito de las Blue Zones y ser  constantes. "Seguir una buena alimentación, cuidar nuestro sueño y nuestras relaciones sociales son una inversión a largo plazo en salud, energía y felicidad”, insiste Minguito.

Al margen de estos aspectos, indica, es aconsejable también reponer lo que vamos perdiendo con los años. En este sentido, esta experto recalca la importancia de prestar atención a las necesidades de vitaminas, minerales, ácidos grasos esenciales, antioxidantes, pre y probióticos, de cada individuo según su estado, sexo, y, sobre todo, edad.

Del mismo modo, es clave poner el foco en la menopausia y la andropausia, cuando el declive hormonal supone una aceleración del envejecimiento. "Las hormonas tienen una función protectora en general, pero, sobre todo, a nivel mental y cardiovascular", apunta. "Los tratamientos de reposición con hormonas bioidénticas sirven de factor de protección contra la enfermedad e impulsan un estilo de vida saludable y activo", zanja. 

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